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Cómo amaneceremos el 7 de junio

Recorra su calendario una semana e imagine que estamos a 7 de junio. ¿Cómo amaneceremos en “el día después” de las elecciones? Hay dos escenarios extremos.

Pudiera ser un amanecer tormentoso en el cual en diversos procesos electorales estatales varios candidatos se hayan proclamado ganadores y aparezca la tensión. En ese escenario habríamos vivido una jornada electoral con diversas irregularidades y con violencia en algunos lugares.

El otro extremo posible es uno en el cual los candidatos perdedores a diversas gubernaturas aceptan el resultado, así haya sido por un pequeño margen, lo que da certidumbre inmediatamente. Los partidos políticos celebran la alta participación de la ciudadanía y la tranquilidad con la que se llevaron adelante los comicios. Terminan los meses de encono y comienza la construcción de acuerdos. Ojalá.

La realidad casi siempre cae en medio de esos dos polos. Ni corresponde al escenario más deseable ni tampoco a aquel que se ve como apocalíptico.

Es probable que sí tengamos incidentes, pero seguramente no van a ser la nota común. Sí es factible que la participación ciudadana sea bastante mayor que la usual en elecciones intermedias, simplemente por la concurrencia inusual de elecciones locales, pero el proceso se habrá vivido con miedo en otros lugares.

Habrá resultados con triunfos ajustados y seguramente reclamos que van a tener muy ocupados a los magistrados electorales.

Sin embargo, no se visualizan, a mi parecer, conflictos que pongan en riesgo la estabilidad política del país.

Si no hay sorpresas, Morena será el partido que obtenga más gubernaturas, tal vez de 8 a 10 triunfos.

En el caso del Congreso federal, los indicios apuntan a que Morena, junto con sus aliados, consiga la mayoría absoluta en la

Cámara de Diputados, pero no la mayoría calificada que hoy tienen. Pero, desde luego, todo puede suceder.

La oposición tendrá más peso, pero, si pretende detener reformas constitucionales que emprenda la 4T, deberá mantener su alianza y su consistencia.Lo más probable es que los resultados electorales no dejen satisfechos a ninguno de los partidos políticos.

Para Morena, podría ser frustrante no haber ratificado la mayoría calificada en la Cámara, pero en los partidos opositores también aparecería la frustración de no haber impedido la mayoría absoluta. Claro, pueden conseguirlo si se alinean las estrellas.

Sea cual sea el resultado final, la clave para el país es que se mantenga la fortaleza de las instituciones electorales.

La pretensión de eliminar el INE y construir otro tipo de autoridad electoral dependiente del gobierno sería una grave amenaza para la democracia.

Terminadas las campañas y las contiendas, lamentablemente, no regresará en automático la estabilidad ni la seguridad.

Me temo que la judicialización de los procesos conducirá a que tardemos varias semanas o incluso meses en tener certeza plena de los resultados.

Ya no se atentará o asesinará a candidatos sino a funcionarios, sobre todo a nivel municipal.

El país en el que amaneceremos el 7 de junio no cambiará mágicamente.

Finalmente, las contiendas políticas son una expresión, un espejo, de lo que somos, aunque nos disgusten las imágenes que vemos.

 

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