Claudia y una precampaña que no prende
Aunque legalmente es precampaña, se trata en realidad de una campaña anticipada en la que encienden alarmas en varios frentes. Se trata de la actividad de Claudia Delgadillo González, la precandidata única de Morena y la coalición con los partidos Hagamos, Futuro, Partido del Trabajo y el Verde. Sencillamente no prende. Y hay razones varias.
La que se percibe como causa más importante es un acuerdo de brazos caídos, de resistencia, entre quienes son militantes de Morena. No terminan de asimilar que Claudia Delgadillo sea la elegida de Palacio Nacional, postulada por el Partido Verde. Esa condición particular de quien fuera diputada y regidora del PRI antes de migrar primero a Morena y después al Verde, no debería tener tanto peso específico porque realmente no hubo liderazgos femeninos fuertes en Morena que pudieran sentirse agraviados. No debiera, pero pesa.
Y aunque es notoria la animadversión de Carlos Lomelí Bolaños contra la campaña de Claudia Delgadillo y sus pretensiones de imponer candidaturas en alcaldías y distritos, lo que quizá está fallando con más claridad es la ausencia de negociaciones y la improvisación.
En otras entregas de esta columna, se subrayó la lectura (siempre cambiante) de que la elección por la gubernatura de Jalisco se definiría entre dos competidores: el partido en el Gobierno, Movimiento Ciudadano, y la coalición de partidos con Morena. Mucho antes de que el 1 de marzo de 2024 inicien formalmente las campañas, parece que la precandidatura de la coalición PAN-PRI-PRD puede convertirse, inesperadamente, en una tercera fuerza real que lleve la contienda por el Gobierno jalisciense a una tercia. Es una hipótesis, pero a diferencia de lo que pasa con la plataforma de Claudia Delgadillo, la precandidatura de Laura Haro muestra con el paso de los días, una mayor capacidad de aglutinamiento. A pesar de las históricas diferencias ideológicas entre panistas y priistas, están concretando acuerdos con mayor eficacia. Esa es una mala noticia para la precampaña morenista.
Asunto singular es que varios liderazgos que operaron en el Gobierno del extinto Aristóteles Sandoval Díaz han decidido sumarse al equipo de Claudia Delgadillo. Entre estos figuran personajes que formaron parte del círculo más cercano del último Gobierno estatal priista. Es natural porque de esa matriz proviene Delgadillo, precandidata apoyada por Claudia Sheinbaum, pero también es un hecho que la coalición que postula a Laura Haro está recomponiéndose con las pocas piezas que les han dejado las alianzas políticas que le quitaron fuerza tanto al PRI como al PAN, desde que Enrique Alfaro Ramírez consiguió el respaldo fáctico del ex gobernador Emilio González Márquez.
Igual, es una noticia positiva para la plataforma de Pablo Lemus y Movimiento Ciudadano.
A diferencia de lo que pasa en el escenario nacional, donde la caída de Samuel García reubicó la contienda entre Sheinbaum y Gálvez, en Jalisco reflotaron las posibilidades de la candidatura de la ahora llamada “Fuerza y corazón por Jalisco”.
Para Claudia Delgadillo el reto es mayúsculo: consolidar un equipo de campaña, rehacer su agenda pública y elaborar un discurso que vaya más allá de las críticas a la actual administración; está obligada a presentar mensajes sencillos y claros para la población. Aunque parece cada vez más difícil, debe ser capaz de unir a los grupos internos de Morena. No basta con que Claudia Sheinbaum le levante la mano en mítines.
Para los jaliscienses, se evidenciarán más los contrastes entre tres proyectos que se confrontan.