Cinco netas sobre la reforma electoral y la marcha
Tras las marchas en más de 50 ciudades del país en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), intentaré analizar cinco netas del oficialismo y la oposición sobre la reforma electoral.
1. Oposición: La reforma electoral de AMLO desmantela nuestro sistema democrático.
Esta afirmación se basa, principalmente, en el cambio de nombre del Instituto Nacional Electoral (INE) por Instituto Nacional Electoral y de Consultas (INEC) –algo similar ocurrió en la reforma electoral de 2014 que desapareció al Instituto Federal Electoral (IFE) para dar vida al nuevo INE.
La anterior afirmación también se funda en la eliminación de los 32 organismos locales (como el IEPC Jalisco), pues ahora con el argumento de la austeridad esas tareas las absorbería un órgano centralizado. La estructura electoral de cada Estado ha garantizado procesos más confiables, sí, pero también estos órganos han sido cooptados por los poderes locales.
En este punto, los argumentos de la oposición y el oficialismo –la reforma desmantela nuestra democracia versus la abarata– están insuficientemente explicados, debatidos y analizados en la arena pública y en el documento de la iniciativa.
En todo caso, la propuesta es riesgosa para la democracia por su nivel de improvisación, la pobreza del debate y el determinismo enconchado de tirios y troyanos.
2. AMLO: La democracia mexicana es cara.
En un foro realizado por la UNAM en 2017, con la participación de especialistas y ex consejeros electorales, se expuso que la democracia mexicana era la más cara de América Latina con un costo promedio de 18 dólares por voto en México contra 29 centavos de dólar en Brasil.
Nuestra democracia es cara en comparación con otros países, sobre todo si consideramos que entre más nos cuesta, más descontento hay en la sociedad con la clase política, los partidos y el régimen democrático, y menos responde el sistema a las expectativas y aspiraciones de la sociedad mexicana. Como dijo alguien, gastamos millones en un sistema para igualar las oportunidades de los bandidos que compiten por saquearnos los bolsillos. La democracia es mucho más que reglas justas para acceder al poder. Y ahí la tarea no sólo es del INE.
3. AMLO: El INE es corrupto, imparcial y caro.
El INE cuenta con un Servicio Profesional Electoral Nacional que garantiza, a nivel nacional y local, funcionarios capaces e imparciales. Eso no quita que exista una burocracia electoral con privilegios contrarios a cualquier principio de austeridad.
Por ejemplo, cada uno de los 12 consejeros electorales gana 262 mil pesos al mes –amparo en mano para no ganar menos que el Presidente. Por otra parte, el consejero Presidente, Lorenzo Córdova, tiene a su servicio 13 asesores con sueldos que van de los 85 mil a los 149 mil pesos mensuales, y que al mes cuestan más de 1.5 millones de pesos.
Recortar esos privilegios no hará sustancialmente más barata la democracia, pero sí los hace sustancialmente más ricos a ellos en un país de pobres. Hay que acabar con esos privilegios, no con el Servicio Profesional Electoral.
4. Oposición: La reforma es una venganza de AMLO.
Sin duda, en la propuesta presidencial hay un afán de revancha contra el sistema electoral por las elecciones de 2006 y 2012 que AMLO considera que ganó. Un poderoso sesgado por el afán de venganza es un riesgo en sí mismo.
5. AMLO: Los conservadores salieron a marchar para mantener sus privilegios.
Protestaron miles de ciudadanos, pero sobre todo el antiobradorismo que en el mejor de los casos es el 40 por ciento de la población si atendemos a las encuestas. Protestó mayormente una oposición fragmentada y ávida de banderas para 2024, pero desarticulada. Una oposición hasta ahora incapaz de convencer con una propuesta de país y que parece enganchada en el mismo discurso de 2006: López Obrador es un peligro para México.
jonathan.lomelí@informador.com.mx
Jonathan Lomelí