Cinco focos para el 2022
El año se nos fue como agua por el resumidero. Pasaron muchas cosas, se crisparon muchas discusiones, cambiaron muchos planes. La pandemia sigue dominando la conversación y el país profundizó su polarización. Con todo, y para bien de todos, los augurios apocalípticos de los grupos radicales de la oposición no se cumplen y los triunfalismos de los que se sienten moralmente superiores porque ahora gobiernan se desvanecen en medio de una realidad terca y compleja. 2022 será un año decisivo para el país en varios temas, enumero cinco sobre los que creo hay que poner el foco.
Reforma eléctrica. El destino de la política energética del país se define en los primeros meses del próximo año. Dice la oposición que tal como fue enviada la reforma no pasará, pero no tengamos duda que habrá cambios en algunas cosas básicas y urgentes, como las tarifas de interconexión. Más allá de gritos y sombrerazos, los temas de fondo y los riesgos siguen en el aire: la relación entre generación de energía y medio ambiente, el tratamiento a la inversión privada en este sector y la rectoría del estado en materia energética. No resolver correctamente estas tres cosas hipoteca el futuro del país.
Salud. Más allá de los riesgos que representa la epidemia, la vulnerabilidad del sector salud sigue siendo el tema a resolver en la administración lópezobradorista. A pesar de la intervención del Ejército en la distribución de medicamentos, el abasto no va a mejorar porque el sistema de compras sigue atrofiado. Si 2021 fue un año en que las manifestaciones y reclamos sociales estuvieron vinculados principalmente a la salud, el próximo, por acumulación, cansancio y desesperación, podría ser aún más crítico.
Seguridad: Estabilizar el número de personas asesinadas arriba de los 30 mil anuales por tercer año consecutivo, no es aceptable para ningún gobierno. Es mucho el dinero invertido y muy pocos resultados en materia de seguridad. Si en el 2022 no hay una reducción sustancial de los índices de violencia en el país la presión sobre la política de “abrazos no balazos” puede cambiar la percepción de la opinión pública, tal como le pasó a Calderón en el cuarto año de gobierno.
Corrupción: Los escándalos de corrupción en el primer círculo de gobierno siguen al alza. Si para cualquier administración la corrupción es un desgaste político que puede llevar a la parálisis (Peña Nieto lo sabe) para López Obrador es veneno puro. El discurso de no hay corrupción en el gobierno e incluso el de no se tolera la corrupción en este gobierno ha quedado rebasado. 2022 podría ser el año en que, por sobrevivencia del grupo político, se dé el brinco a la persecución por corrupción a personajes de la actual administración.
INE: El Instituto Electoral se juega la vida el próximo año. No es solo cómo salga la revocación de mandato, que desde hoy podemos apostar que pase lo que pase la culpa será de INE, sino el ambiente de crispación en que se discuta la reforma política y el nombramiento de nuevos consejeros, en particular del consejero presidente. Tiene todo el sentido del mundo revisar nuestro sistema electoral y sus costos, pero lo que está en juego es la estabilidad de la república y eso vale más que cualquier ahorro.
PD. Felices fiestas y lo mejor para el 2022. Nos vemos el 3 de enero.
diego.petersen@informador.com.mx