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Charros, a seguir mejorando y generar mayor espectacularidad

El esquema de competencia en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), el máximo circuito beisbolero profesional jugándose en nuestro país en otoño-invierno tiene connotaciones interesantes, toda vez que el sistema de dos vueltas, -que se aplica también en el circuito beisbolero que se desahoga en primavera-verano, la Liga Mexicana del Beisbol (LMB), - genera una situación interesante, dado que hay un corte de caja, por llamarle así, que permite en el escenario para quienes tienen un mal desempeño, la posibilidad de una especie de borrón y cuenta nueva, para que aún habiendo quedado en muy mala posición en la primera vuelta, poder realizar un esfuerzo de gestión, de escritorio, de concertación, de tarea en el cabildeo  y búsqueda de talentos necesarios, y afinando esquemas, desempeñarse con mucha mayor atingencia  en la segunda fase, de forma que aún teniendo un mal desempeño en la inicial, calificar a la fiesta grande de los playoffs.

Pero por otro lado, el asunto estriba en que, al ser diez conjuntos y un lapso corto, de poco menos de tres meses de campaña, se presenten diversas circunstancias cuando se hilvanan victorias o al caso contrario, se hilan derrotas en número amplio, los conjuntos pareciera que estuvieran en el juego aquel popular de las serpientes y escaleras, pues de un momento a otro según sus rachas positivas o negativas pueden pasar de zona alta del standing a la lúgubre parte baja de la tabla de posiciones y comprometer su calificación a postemporada.

Lo corto es que las novenas que tienen consistencia y logran rebasar el parámetro del 50-50, es decir, un poquito más de victorias que derrotas en el balance de cada una de las dos vueltas tienen prácticamente asegurada la calificación a los playoffs. Y una vez que llegan a la fiesta grande ya todo empieza de cero favoreciendo que conjuntos que avanzaron de panzazo, y/o apretadamente a la postemporada, incluso puedan llegar a la final, dar el campanazo y coronarse.

El asunto aquí es que Charros de Jalisco terminó de alguna manera en una buena posición, a la mitad de la tabla, que le da la posibilidad de acceder prácticamente a la postemporada,  a menos que ocurriera algo bastante inusitado, que quedara en último lugar en la segunda vuelta con un porcentaje muy marcadamente malo en cuanto a carreras admitidas entre las anotadas y otros tipos de parámetros de desempate.

Pero lo que sí hay que advertir es que el conjunto, aunque logró pasar del oscuro sótano a terminar colocado a la mitad de la tabla, no ha logrado hasta ahora acreditar una gran cantidad de victorias que le señalen como un conjunto potencialmente poderoso y que sea de los que generalmente ganan sino que tiene rachas cortas y a veces más largas de derrotas y de triunfos y que a veces hacen que el aficionado vuelva a tener incertidumbre.

Al inicio de la segunda vuelta el equipo se vio mal y después de los primeros tres cotejos volvió a reaccionar y ya está ahí de nueva cuenta a la mitad de la tabla y todo indica que podrá seguir con ese ritmo y llegar de alguna forma holgada a la calificación. Sin embargo no hay que cantar victoria porque el hecho de que tenga en su roster al líder de bateo y a otros peloteros con muy buen porcentaje de eficacia como toleteros y también beisbolistas capaces en la defensiva y ya con un esquema en el staff de lanzadores más armónico, todavía no puede catalogarse como el equipo potente, poderoso, que normalmente vence y que es al que le temen el resto de los equipos competidores como sí ocurre por ahora con Tomateros de Culiacán, por citar algún ejemplo.

De ahí que la directiva de Charros no debe dormirse en sus laureles, debe seguir analizando cómo fortalecer el conjunto con otros buenos elementos para no depender solamente de un par de potenciales estrellas y redondear un conjunto cada vez más sólido, y volver a generar sólida etiqueta de equipo poderoso y muy respetado que siga y venere la afición.

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