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Cervezas antiguas

La abadía de Grimbergen, en el pueblo del mismo nombre de la región belga de Brabante, a pocos kilómetros de Bruselas, se edificó en 1128. Dos veces fue destruida y reconstruida, y luego en parte arruinada por la Revolución francesa; los monjes no pudieron volver sino hasta 1835, tras la fundación del reino de Bélgica. No por nada su símbolo es un ave fénix y su lema Ardet nec consumitur.

La abadía pertenece a los monjes norbertinos o premonstratenses y tiene una antiquísima tradición de fabricar cerveza. Recientemente ha estado en las noticias porque, tras recuperar las recetas antiguas de sus antecesores, los monjes han retomado con bríos la fabricación en casa de una cerveza especial, que lleva el fénix de la abadía. Se han asociado con la marca Heineken, que ya maneja una línea de cervezas con el nombre de Grimbergen. La inspiración para el nuevo producto se halla en los libros del siglo XII que los monjes lograron salvar de la destrucción en vísperas de la Revolución francesa y que habían estado ocultos tras una pared de la biblioteca. Tenían las recetas, pero leerlas costó años de esfuerzo: convocaron a especialistas en latín y neerlandés antiguo para descubrir las listas de ingredientes y los métodos que se fueron incorporando a lo largo del tiempo, los tipos de lúpulo, los barriles y botellas usados y los nombres de las bebidas que producían.

Otra noticia reciente que tiene que ver con la cerveza es que en Israel han logrado producirla a partir de levaduras extraídas de vasijas antiguas, algunas de hasta cinco mil años. Los arqueólogos y microbiólogos consiguieron juntos recuperar colonias de levaduras alojadas en los fragmentos de jarros y cántaros de barro hallados en excavaciones de ruinas egipcias, filisteas y judías de entre el año 3000 al siglo IV aC. Se trata de microorganismos que permanecen a lo largo de los siglos y pueden ser revividos, sólo que al revés que en el Parque Jurásico, donde los dinosaurios se comen a los científicos, aquí éstos se beben a aquéllos. Las cervezas hechas con esas levaduras que se están presentando ahora incorporan ingredientes modernos, como el lúpulo, que no existía en esa región en tiempos antiguos y sólo se añadió en Europa en la Edad Media, pero el sabor lo definen en gran medida las levaduras de origen.

Se cree que las primitivas culturas mesopotámicas ya fabricaban cerveza a partir de la cebada desde aproximadamente diez mil años antes de Cristo, aunque no se tienen datos concretos al respecto. De China provienen los primeros casos documentados de la producción de algo semejante a la cerveza, hecha a base de frutas, que se remontan a hace unos nueve mil años. Según consta en papiros de la época, los egipcios ya hacían cerveza por el año 5000 aC, y los arqueólogos han hallado pruebas de que se elaboraba en Grecia en la Edad de Bronce. Fue en la cuenca oriental del Mediterráneo donde se empezó a usar la cebada malteada como fuente principal de azúcar fermentado, y de ahí nació la bebida que conocemos hoy.

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