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Casa Jalisco: el cuarto de guerra para la elección de 2024

Enrique Alfaro el estadista, el humilde, el gran líder, el refundador, el cristalizador de proyectos, el big boss, el restaurador demócrata, la mente maestra, el Gran Arquitecto de Jalisco, el Alfa y el Omega, la papa con catsup. Y ahora: el coordinador de campañas.

Como en los tiempos más oscuros y totalitaristas del PRI, ahora arropados con la magia de las redes sociales, la “nueva generación” de políticos se destapó en grande. Casa Jalisco: la que los ciudadanos le pagan al gobernador, actualmente sirve como cuarto de guerra y al mismo tiempo como casa de campaña.

Ya sin disimulo, y sólo 14 días después de que el góber anunció que había cerrado su ciclo en la política electoral y de “haber entregado la estafeta a quienes se quedan a construir el futuro de su movimiento”, distintos espacios de Casa Jalisco se llenaron de cámaras, políticos y destapes.

Ah, ¿qué aún queda un año de Gobierno? Espérenlo tantito, que cerrar ciclos en política toma su tiempo. Primero hay que dar entrevistas a los cuates, decidir candidaturas, anunciarlas desde la residencia oficial y así: sin tantita pena, que la ungida o ungido por la alcaldía metropolitana que sí te interesa mantener te dé las gracias.  

Cual Vito Corleone en “El Padrino”, quien tendrá todavía un año las llaves de la casa de las y los ciudadanos, recibe a suspirantes que lo mismo se van con el deseo concedido que con una oferta que no pueden rechazar. Y si no me creen, pregúntenle al todavía alcalde de Tlajomulco, a quien le aplauden que ha ganado todas las elecciones en las que ha participado y, por la magia del dedazo, su poderosísimo carisma no le alcanzó ni para la de gobernador ni para la de alcalde de Guadalajara.

Por mucha aspiración que tenga por la dirección técnica de Chivas, Alfaro, el estadista, el humilde, el gran líder, el refundador, y todo lo que ya dije de él, difícilmente va a sacar las manos de la política. Al final del día, es él quien permitió que la marca de MC sobreviviera tanto tiempo. Dante Delgado le debe muchísimo a él y el góber lo sabe.

Todos, sin excepción, fueron a agradecerle. El que Juan José Frangie tenga la oportunidad de reelegirse, la posición de Gerardo Quirino rumbo a la alcaldía de Tlajomulco y la histórica postulación de Verónica Delgadillo en un municipio en el que la marca MC sí tiene oportunidades de vencer, primero pasaron por el escritorio del gobernador.

Lo demás es pose. Encender la cámara y hablar de un gran acuerdo, de cómo cada uno de ellos ha sido “pieza fundamental”, de que todos han “demostrado capacidad”, de su “liderazgo”, de “estar a la altura del reto”, es sólo un guiño público de una decisión que tiene muchas semanas de haberse tomado.

El problema es que, así como hay sonrisas amplias, también hay caras de resentimiento. Quienes aspiraban a una alcaldía y deberán buscar la reelección en el Congreso como premio de consolación no se van con el mejor sabor de boca. Y en política siempre hay corazones rotos. Las divisiones son consecuencia de acuerdos en los que no todos tienen lo que reciben.

Y como en todos lados, la estafeta se va para los del círculo inmediato. No por nada un Hugo Luna tomará el camino sencillo de la vía plurinominal rumbo a San Lázaro, o un Clemente Castañeda hará lo propio en el Senado.

Alfaro, el gobernador de Jalisco, ya es el coordinador de campaña de MC, un partido en el que, por cierto, no milita.

Hoy habla de “los mismos personajes que dicen que nos van a derrotar”, y dedica cuatro videos en menos de una hora para dejar en claro que quien lleva la batuta es el que cerró su ciclo en la política electoral el pasado 26 de octubre, tras cinco años de un sexenio que, coincidimos muchos, ha estado “bien cabrón”.

isaac.deloza@informador.com.mx

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