Ideas

Cartelitos contra la violencia machista

La Secretaría de Igualdad de Jalisco lanzó de cara al 8M la campaña estatal “1, 2, 3 por el machismo”. Su objetivo es detectar de forma “lúdica e interactiva” la violencia machista escondida en nuestros hábitos y actitudes. Para esto difundirá carteles con frases como: “Dicen que se acostó con el jefe, por eso la subieron de puesto”; “No, mijo, que lo recoja tu hermana” y “¡Mmm… maneja bien mal, de seguro es vieja!”. 

Hasta ahora, los “recursos para la acción” que ofrece Igualdad son, ni más ni menos, que tres cartelitos (descargables en su portal). Perdón que lo diga así, pero en la web hay memes más contundentes contra el machismo. 

¿En qué momento confundimos una esmirriada campaña publicitaria con una política pública? Pero sin el ánimo de prejuzgar la labor de la Secretaría de Igualdad, me puse a revisar su diseño institucional y gasto. 

Un somero análisis presupuestal revela que la Secretaría de Igualdad ejercerá 386 millones de pesos (MDP) este año. Llama mi atención que casi la mitad de ese gasto (43%) se destina a programas para apoyar negocios, capacitación y emprendimientos de mujeres, una bolsa que bien podría ejercer la Secretaría de Economía. Otra parte sustancial (33%) se destina a nómina y gasto corriente. Queda un 24% para otras políticas públicas concretas como Barrios de Paz, apoyo a huérfanos de feminicidios (esa bolsa de 10 MDP no aumentó para este año) y otros programas intangibles que emplean una jerga grandilocuente como “transversalización”, “fortalecimiento institucional” y “vinculación estatal” para la igualdad. 

A la luz de estos datos, más que un presupuesto histórico en políticas de igualdad de género, como nos recuerdan a cada rato, diría que se trata más bien de un presupuesto “histriónico”. 

Por otra parte, tras revisar los 47 apartados del artículo 25 de la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo, en donde se enumeran las atribuciones de la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Hombres y Mujeres, uno concluye que esas seis páginas y media poseen las tres funestas “fu”: profusas, difusas y confusas.   

Un síntoma del anquilosamiento institucional de la Secretaría de Igualdad radica en la imposibilidad conceptual para formular en un enunciado breve, coherente y tangible, su responsabilidad ante los feminicidios, la violencia de género y la desigualdad. 

En el océano de facultades de la Secretaría de Igualdad abundan los verbos como fungir, coordinar, monitorear, evaluar, dar seguimiento, promover, orientar, impulsar, proponer, coadyuvar, pero sobre todo, “siempre en coordinación con”...   

Me queda una sensación: se trata de un artilugio jurídico que ha creado la apariencia de una política pública a favor de la igualdad y contra la violencia machista, pero sin claridad ni autonomía real. Funciona más como una concesión, políticamente correcta para los tiempos, pero desautorizada para ejercer un poder real. La Secretaría tiene muchas atribuciones, pero carece de jerarquía para ordenar políticas públicas transversales y con un verdadero impacto masivo. 

Dudo que Igualdad tenga la atribución para lograr que Saúl el “Canelo” Álvarez porte una de estas frases en su calzoncillo mientras machaca gloriosamente a su oponente en su triunfal regreso a Jalisco. O en el casco de “Checo” Pérez. 

 jonathan.lomelí@informador.com.mx

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