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Caro Quintero: símbolo, capo y misterio

Rafael Caro Quintero, el “narco de narcos”, ofreció pagar la deuda externa de México tras su primera detención en 1985. Sus alardes mediáticos y su “carisma”, como lo calificó la televisión ochentera, lo convirtieron en un narcotraficante que se instauró en el imaginario colectivo.  

Ese mismo capo, tres décadas después y tras salir de la cárcel en 2013 debido a un tecnicismo legal con tufo a corrupción, concedió una entrevista escondido en la sierra sinaloense. La arrogancia juvenil mutó en decrepitud y autocompasión: se dijo enfermo, sin dinero y perseguido. 

El fundador del cártel de Guadalajara, el primero del país, es antes que nada un símbolo. Encarna la primera estirpe de una mitología criminal que se dispersó por todo México. La tecnificación y la lógica transnacional del tráfico de drogas tuvo su preámbulo en este traficante de una droga que hoy es legal en casi todo Estados Unidos: la marihuana. 

Su lamentable “aportación”, quizás, radica en que sentó las bases del modelo que verdaderamente ha hecho prosperar al narco en este país: el lavado de dinero. Las empresas fachada y el blanqueo de capital hicieron del narcotráfico un negocio compartido con la clase política y empresarial de Jalisco y el país. No es gratuito que Guadalajara sea el paraíso de la narcoeconomía: en Jalisco operan 4 de cada 10 empresas fichadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. 

Caro Quintero también es un capo. En 2013, cuando quedó libre, el Departamento del Tesoro boletinó a 18 de sus familiares y 15 empresas en Guadalajara y Zapopan por nexos con el lavado de dinero para el narco. En 2017, un informe de la DEA lo señaló de operar células criminales en Phoenix, Arizona, para distribuir droga en la región y varias ciudades de Norteamérica. 

Sin embargo, en abril del año pasado, el Departamento del Tesoro eliminó a familiares y empresas de Caro Quintero de su “lista negra”, pero mantuvo la recompensa de 20 millones de dólares por su captura (el precio más alto para la cabeza de un capo fugitivo). 

Finalmente Caro Quintero es un misterio. ¿Cuál es su verdadero poder? ¿Cómo mantuvo “sanas” sus finanzas criminales durante 28 años de cárcel? ¿De qué tamaño es su influencia política y económica? 

Dos hechos que podrían pasar por circunstanciales han generado mucha especulación sobre el poder de los tentáculos del “narco de narcos”. La muerte de los 14 marinos que respaldaron la misión de la recaptura del capo y el amparo concedido por un juez para evitar la extradición a Estados Unidos. 

El resultado de esta nueva batalla judicial responderá la pregunta acerca de su verdadero tamaño en el presente. Porque su lugar en la historia, para vergüenza de él y de sus cómplices, quedará grabado para siempre con sangre. 

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