Ideas

Presidenta Claudia. 100 días

El tono es más suave. El fondo es más duro. En 100 días, la presidenta Sheinbaum ha demostrado que sin aspavientos ni exabruptos mañaneros, está consolidando el régimen autoritario. No es sólo la instrucción heredada de su padrino político. Es también convicción propia. La voracidad personal de la presidenta quedó demostrada en la ley de supremacía constitucional de Morena. Ni al AMLO más autoritario se le había ocurrido esa. AMLO y Sheinbaum comparten la idea de que la democracia se usa para acceder al poder y luego desde arriba se destruye para permanecer en él. En ningún lugar del mundo se considera democrático hacer una Reforma al Estado sin el consenso de la oposición. Y en México la están haciendo. En 100 días desaparecieron los órganos autónomos y aprobaron una reforma al Poder Judicial que fue criticada hasta por sus especialistas afines, incluso antes de que arrancara un proceso que por tropezado, desaseado y fraudulento, deja claro que tiene como único objetivo apuntalar los intereses del partido en el poder. 

En 100 días quedó demostrado el aplastante músculo político de Morena. Pero también en 100 días explotaron los desafíos que no se controlan por mayorías en el Congreso: seguridad, economía y Trump. 

100 días han servido para exhibir que los pactos políticos con el narco están cobrando factura y que -mitad por convicción y mitad por presión de Trump- en este gobierno se están sustituyendo los abrazos por balazos.

En 100 días está quedando claro que a la presidenta le dejaron la economía con alfileres: deuda de 6 billones, calificadoras amenazando con bajar la calificación, el peor crecimiento sexenal en 30 años, el peor despido de trabajadores en fin de año desde hace una década, el dólar 4 pesos arriba, la bolsa 15% abajo, Pemex peor que antes, y un listado de obras y proyectos caros e inútiles para los que no hay presupuesto que alcance. 

Y encima está Trump. De los 100 días, 64 estuvieron marcados por el contundente triunfo del republicano y su metralla de amenazas. A Trudeau ya le costó el puesto. La presidenta Sheinbaum no está en esa tesitura por la forma de organización de gobierno y porque goza de un capital político mucho mayor que el alicaído progre canadiense. Sheinbaum ha esquivado los ataques y ha reaccionado con algunos golpes mediáticos para que lleguen a ojos de Trump. Pero lo peor está aún por llegar: Trump toma posesión en dos semanas. 

En 100 días ha quedado claro: la presidenta Sheinbaum no ha tomado el mando. Sigue mandando López Obrador. Mientras ella no se despegue del guion, él no repara ni se deja sentir. Pero si ella quiere hacer campaña a su estilo en el primer debate presidencial, él la regaña y la obliga a cambiar el rumbo. Si ella quiere enfriar la reforma judicial por el pánico que genera en los mercados tras su triunfo electoral, él la cita y le dice públicamente que la reforma va sin cambios. Si ella quiere a su propia ficha en la CNDH, él la aplasta e impone la suya. Además tienen su tajada de poder -y no parecen verla como superior, sino como igual- Andy, Adán Augusto y Monreal.

Ha pasado muchísimo en 100 días. Pero puede pasar más en los siguientes 100. Pondría el ojo en tres cosas: el impacto de Trump, el éxito/estancamiento/fracaso de la nueva estrategia de seguridad y si finalmente la presidenta -sin pelearse- deja claro quién manda aquí. 

Síguenos en

Temas

Sigue navegando