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Claudia sella el pacto de impunidad con AMLO y sus hijos

El nombramiento de Raquel Buenrostro al frente de la Secretaría de la Función Pública el próximo sexenio es la garantía que recibe el Presidente López Obrador de que su sucesora no actuará contra sus hijos: Raquel Buenrostro es mencionada en las grabaciones telefónicas de El Clan, la red de tráfico de influencias que encabezan Andy y Bobby López Beltrán, hijos del Presidente de México, como una de las funcionarias de alto nivel que facilitan los negocios de la familia presidencial.

Amílcar Olán, el empresario tabasqueño clave en esta trama, quien es íntimo amigo de los hijos del Presidente y se volvió multimillonario durante el sexenio de AMLO, relata en una conversación con su papá, Jorge Luis Olán Rodríguez, que va a visitar en su oficina a Raquel Buenrostro (secretaria de Economía) para hablar de los contratos para que le compren balasto, la piedra que se utiliza para colocar las vías del tren, y que le ha significado un negocio de miles de millones de pesos.

“Me habló ya sabes quién. Que estuvo un amigo allá con Raquel Buenrostro. Y ya le dijo que ella estaba también ya tomando cartas en el asunto y que ella se iba a encargar también de comprar balasto. Y ya me dijeron: oye, vente para acá, el miércoles te espera la secretaria a las 12 del día”, relata Amílcar Olán. El audio de esa conversación telefónica fue revelado en Latinus el pasado 22 de mayo en un reportaje de Mario Gutiérrez Vega y Mauricio Rubí.

Jaque mate. El empresario que es eje de la trama de corrupción del círculo más íntimo al Presidente de México, reuniéndose con quien se encargará de combatir la corrupción el próximo sexenio. Es el crimen perfecto. Se van a salir con la suya.

En grabaciones telefónicas, Amílcar Olán cuenta que los hijos del Presidente le dieron este multimillonario negocio. Se ufana de haber corrompido a mandos del Ejército para que le avalen lotes de balasto que no cumple con los mínimos estándares de calidad. Y se burla junto con los primos de los hijos de AMLO de que “ya cuando se descarrile el tren, ya va a ser otro pedo”.

Raquel Buenrostro es una pieza leal a Andrés Manuel López Obrador. Es mucho más obradorista que claudista. Y su unción como secretaria de la Función Pública es una señal grotesca de que el actual Presidente no tiene nada de qué preocuparse en el siempre temido Año 7: todos los escándalos de corrupción del Gobierno actual serán procesados en el escritorio de una de sus colaboradoras más fieles y eficaces.

Con la llegada de Buenrostro en calidad de “zarina anti corrupción” es previsible que también terminen dramáticamente diluidos los expedientes de Segalmex, Pío y Martinazo López Obrador, José Ramón y La Casa Gris, las casas de Rocío Nahle, las de Bartlett, el carrusel de cash del secretario particular Esquer, el tráfico de influencias del jefe de la Ayudantía Asaf, los desaforados sobrecostos en Dos Bocas y el Tren Maya, las empresas fantasma del Ejército en el AIFA, los viajes familiares con cargo al erario del secretario de la Defensa, y todo aquello que resulte prioritario para el presidente saliente.

De todo eso, nada se va a investigar ni a perseguir.

Con el nombramiento de Raquel Buenrostro al frente de la Secretaría de la Función Pública, Claudia Sheinbaum sella el pacto de impunidad con López Obrador y sus hijos.

SACIAMORBOS

Y hay audios más graves.

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