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“Canelo”, en caballo de hacienda

Óscar de la Hoya, en septiembre de 2006, anunciaba que Manny Pacquiao era ya del elenco de Golden Boy Promotions. Pero, Bob Arum, presidente de Top Rank, quien promovió a De la Hoya en varios de sus combates, hizo otro anuncio apenas terminada la paliza que Pacquiao le había propinado al “Terrible” en noviembre de 2006: que al filipino lo había firmado por cuatro años, y que lo llevaría a la China a pelear. Arum dijo al semanario Las Vegas Review-Journal: “El chico (Pacquiao) ni siquiera se graduó de primaria. Firmó el contrato (a De la Hoya) y tomó el dinero (500 mil dólares). Eso no es correcto, no es correcto. Ellos pueden decir todo lo que quieran sobre querer lo mejor para los boxeadores, pero son unos maleantes. Créanme, son unos maleantes”.

Producto de codicia, Pacquiao se hizo famoso a través de boxeadores mexicanos, además del “Terrible”, también le ganó a Marco Antonio Barrera, “Chololo” Larios, “Coloradito” Solís. Juan Manuel Márquez es punto y aparte.  

Con ese imán de taquilla, el sabio anciano construyó un negocio redondo, un circo, numerito que pagó la televisión estadounidense, y que dejó boquiabiertos a muchos aficionados alrededor del mundo. El impresionante teatro abrió con De la Hoya-Pacquiao en 2008, pelea de la que opinó José Sulaimán, ex presidente del CMB, como el enfrentamiento entre el paquidermo contra el burrito, oséase, el californiano debía ganar por cualquier vía. Aquello fue una hazaña para quienes creyeron a pie juntillas las victorias del filipino ante adversarios de mayor talla.  

Juan Manuel Márquez siempre le ganó a Pacquiao, pero los jueces designados por la Comisión Atlética de Nevada inclinaron sus puntuaciones por el taquillero en las tres primeras ediciones, lo que motivó a que José Sulaimán declarara que “la Comisión Atlética de Nevada es enemiga de los boxeadores mexicanos”. Es enemiga de los boxeadores que se enfrentan al taquillero, que siempre será el favorito para el negocio de Las Vegas.

Muy campante Pacquiao, convertido en mandón del boxeo global por la creatividad de Arum, dijo que no habría una cuarta pelea con Márquez porque ese negocio estaba cerrado. No querían exponer a la gallina de los huevos de oro.  

Los aficionados mexicanos tienen un siglo de tradición en el boxeo, son expertos, no se les puede engañar, sabían que Pacquiao era una charlotada, le ganaba al grandote Joshua Clottey, por ejemplo, pero con Juan Manuel Márquez sufría en igualdad de condiciones.

Antes de enfrentar el filipino a Márquez en la tercera pelea, “Chololo” dijo de Pacquiao: “Creo que sus peleas han estado arregladas. La verdad es muy fuera de lo normal que Pacquiao, primero, le haya ganado a De la Hoya, y después noquear y darle palizas a Ricky Hatton, Miguel Cotto, Joshua Clothey, Antonio Margarito. No puede ser posible que un servidor, de Supergallo, pelearle en Pluma, y llegarlo a dañar en Manila. Todo es extraño, creo que sus peleas han estado arregladas, es que no creo que le haya ganado a De la Hoya y después a los demás. No es normal que de Mosca vaya subiendo divisiones y en Welter siga con esa pegada para noquear. Es raro que yo le haya dado más pelea”.

La televisión estadounidense, la que pagaba para que se montaran las grandes peleas, ordenó el jugoso negocio, la cuarta edición Márquez-Pacquiao, y ya conocemos la historia, todo se derrumbó, Márquez noqueó a Pacquiao y regresó todo a su sitio, volvió a darle credibilidad al boxeo.

Óscar de la Hoya copió el guion a Bob Arum y Manny Pacquiao, y se lo pasó a “Canelo”, y ahí están los resultados, es otro negociazo. Y por ahí estaré atisbando.
 

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