Campeones (segunda parte)
Jesús Vidal, ciego de nacimiento, con licenciatura en filosofía, una vez que la “peli” fue anunciada como mejor película española del año 2018, pasó a recibir la estatuilla y sin escrito que leer ha dirigido un discurso que debe guardarse como una guía moralizante para el trato con las personas de los diferentes colectivos con discapacidad, la vida de ellos debe correr sin nostalgias, sin reproches, sin acusaciones. Con otras palabras llama a recobrar el valor perdido de la solidaridad, liberándolos de vivir con una callada resignación.
El discurso de agradecimiento redactado por el propio Jesús Vidal comprueba la afirmación aquella de que la sabiduría une destinos, confirmando que contrariamente que en la adversidad no son actores ni el afecto ni el deber.
Jesús Vidal no olvida agradecer, por principio de cuentas, a todos aquellos que “echaron pa’lante el proyecto, agradece al reparto del film que por cierto fue premiado con el Goya como el mejor y haber dirigido a diez artistas con discapacidad intelectual que nunca habían pisado un set y que logran aprender con puntualidad profesional los textos, muchos de ellos improvisados dada su propia sensibilidad, estas actuaciones rompen el odioso y aun vigente círculo vicioso que se argumenta para evadir responsabilidades: “no los integro porque no sirven para nada y no sirven para nada porque no los integro”, recurriendo a tan tremenda muestra de discriminación han transcurrido, no los años, los siglos de una postura de cómoda indiferencia.
El momento cumbre del discurso de Jesús Vidal llega cuando al agradecer el incondicional apoyo que ha recibido de su madre, de su padre, sin siquiera quebrar su voz afirma con profunda sinceridad: “hubiera querido tener un hijo como yo, para ser un padre como ustedes, sobra decir que la prolongada ovación de pie por parte de los asistentes estuvo acompañada de lágrimas de los asistentes.
Cada escena del film se acompaña de mensajes claros y contundentes respecto al compromiso que como sociedad tenemos con estos colectivos, no hay sentimentalismos baratos, no se invoca la peligrosa lástima, se pide justicia se pide compasión.
El acertado guion desentierra el sofocante ataúd de la indiferencia y de las prohibiciones, esas que deja a cada persona con discapacidad una amarga sensación de fracaso y frustración. Ante tal planteamiento la “peli” nos asoma a conocer que ellos, los actuantes, los artistas con discapacidad intelectual son seres llenos de amor, de belleza interna de esperanza, pero sobre todo de enorme riqueza espiritual.
“Campeones” esta filmada con fuerza y sencillez argumentativa, es altamente recomendable porque que no solo se disfruta sino que nos conduce hacer un juicio racional de la deuda histórica que se tiene con los colectivos de las personas con discapacidad.
Sirva como último comentario el llamado a la industria fílmica mexicana para que aprovechando la luminosa etapa por la que pasa, directores, actores fotografía, guionistas etcétera pongan en su mente la idea de llevar a cabo la honrosa tarea de rodar una película que aborde el tema de la discapacidad desde cualquiera de sus realidades: el olvido, la discriminación, la indiferencia, la inclusión familiar escolar, laborar, social, en fin… una película de vigencia eterna. Salud y a ver “CAMPEONES”.
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