Campeones que pierden la categoría
-El Atlas, ¿campeón?... ¡Qué disparate!, ¡nunca se lo hubiésemos perdonado!- se resignaba un aficionado rojinegro tras perder la Copa México en 1996 en el Estadio Jalisco, de acuerdo con el registro de Jaime García Elías en “A propósito”, su columna de EL INFORMADOR.
Dos semanas y media después, otro disparate se consumaba en Monterrey. Los Tigres de Víctor Manuel Vucetich, verdugos del Atlas en aquella Copa México, descendieron a Primera División “A” a falta de dos jornadas de terminar la temporada 1995-1996, pese al logro obtenido en el Jalisco y a meterse a los Cuartos de Final de la Liguilla del último campeonato largo de la historia del futbol mexicano.
¿A qué viene este recuerdo del ahora campeón del futbol mexicano? Apenas una semana atrás, su casi homónimo argentino Tigre le ganó a Boca Juniors la Copa de la Superliga, un torneo inventado por la Asociación de Futbol Argentino (AFA) para rellenar los meses de abril a junio tras el cierre tempranero del campeonato de Liga ganado por Racing. Pese a ganar cinco de sus siete últimos juegos de Liga, Tigre descendió a la “B” Nacional o ascenso argentino condenado por el promedio, y jugará la Copa Libertadores 2020 mientras buscará regresar a la Primera División.
Los ejemplos anteriores nos confirman no sólo que los promedios son una mala invención que inclusive, en el caso de México, puede ser permutada mediante el depósito de cinco millones de dólares en las arcas de la Federación Mexicana de Futbol, sino que nos permite redescubrir los torneos de Copa como escenarios de historias de movilidad social donde los pobres, aun perdiendo la categoría, pueden ser ricos por un día.
Eso le sucedió al Wigan Athletic inglés en 2013. El 11 de mayo, sorprendieron a todos al vencer al millonario Manchester City en Wembley con un gol de último minuto de Ben Watson. Tres días después, cayeron goleados 4-1 contra el Arsenal y perdieron su lugar en la Premier League. Con todo, su éxito les permitió jugar la UEFA Europa League 2013-2014, donde quedaron eliminados en la fase de grupos.
Dos años antes, el 27 de febrero de 2011, el Birmingham City conquistó la Copa de la Liga inglesa al vencer al Arsenal 2-1, que con esta derrota acumulaban seis años sin conquistar trofeo alguno. Dos meses y medio después, los Blues descendieron a Championship tras una derrota contra Tottenham.
El futbol sudamericano aloja más historias de campeones descendidos. En Bolivia, el Jorge Wilstermann -nombrado así por el primer piloto civil de la historia boliviana- fue campeón de la Liga en el primer semestre de 2010, pero su pésima segunda mitad del año lo descendió a Segunda. No obstante, jugó la fase de grupos de la Copa Libertadores 2011, en la que enfrentó -y le ganó- al extinto Jaguares de Chiapas que llegó a Cuartos de Final, con bronca incluida entre el portero Jorge Villalpando y el técnico José Guadalupe Cruz.
En 2012, una pésima temporada condenó al histórico Palmeiras a la Serie B, llevándose por delante al laureado entrenador Luiz Felipe Scolari, destituido antes de consumarse el descenso. Sin embargo, lograron ganar la Copa Brasil de ese año al Coritiba y jugar la Libertadores 2013, donde caerían en Octavos de Final contra los Xolos de Tijuana.
Aunque descender en el futbol profesional implica un fuerte golpe moral y económico para sus clubes, sus trofeos conquistados en circunstancias adversas ganan relevancia para los aficionados conforme el golpe de perder la categoría aminora. Y bien aprovechados, son el impulso hacia atrás que les permite dar dos paso hacia adelante.