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Cadenero de Estados Unidos

Las amenazas de Donald Trump surtieron efecto. Si bien se evita, en lo inmediato, el aumento de aranceles a partir del lunes, al mismo tiempo el gobierno mexicano se comprometió a un cambio radical de la aplicación de las leyes migratorias con lo que, coloquialmente dicho, se convierte en cadenero de los Estados Unidos.

Los resultados de tres días de negociaciones demostraron el éxito en el cambio de estrategia del gobierno de Donald Trump para presionar a México en materia migratoria.

Desde su campaña por la presidencia, y en los dos primeros años de ejercicio de gobierno, la principal promesa de Trump a sus votantes era la construcción del muro en la frontera y su exigencia para que México pagara dicha construcción.

La estrategia cambió a fines de mayo. El 30 de ese mes. Trump anunció que Estados Unidos aumentaría 5 por ciento cada mes los aranceles a los productos mexicanos.

Una semana de bravatas arancelarias de Donald Trump resultaron más eficaces que tres años de bravatas sobre el muro.

Con el acuerdo anunciado ayer por la noche por los gobiernos de Estados Unidos y México, y leído por el canciller mexicano Marcelo Ebrard afuera de la sede del Departamento de Estado en Washington, se cancela por algunas semanas el aumento de aranceles, pero el costo es que obliga al gobierno mexicano a desplegar una política migratoria acorde con los intereses de la potencia del norte.

En el marco de la amenaza arancelaria, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador dobló las manos, por más que diga que está a favor de una política humanitaria para los migrantes.

Los detalles de los compromisos migratorios no fueron detallados en la declaración de Ebrard, sin embargo en la víspera trascendió en medios de Estados Unidos el ofrecimiento del gobierno de López Obrador al gobierno de Trump: 1) desplegar seis mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera sur con Guatemala, 2) construir más centros de detención para migrantes, 3) emplazar más retenes migratorios en el sur del país. Aunado a esto, se llegó a un acuerdo regional para que desde Estados Unidos hasta Centroamérica, cada nación devuelva al país del sur a los migrantes detenidos. Con este acuerdo el gobierno mexicano actuará en los hechos como la policía migratoria de Estados Unidos.

Como bien ilustró el excelente Qucho en su cartón de ayer, el papel que jugará el gobierno mexicano es de simple cadenero contra los migrantes, al servicio de un establecimiento que son los Estados Unidos.

Como siempre, los más débiles salen perdiendo en las vencidas que juegan los de arriba. Pierde México soberanía política, y especialmente pierden los migrantes de toda Mesoamérica. Y Trump sabe que sus bravatas arancelarias dan resultado, de modo que la volverá a sacar cuando convenga a sus intereses.

Con este acuerdo y su implementación, México se encamina a una militarización de la frontera, como señaló el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano: “Con suma preocupación e indignación, rechazamos en su totalidad las estrategias del Estado de militarizar la frontera y el caminar de las poblaciones en contexto de movilidad humana, así como la contención, persecución y detención migratoria sistemática contra las personas migrantes y con necesidad de protección internacional”.

El peregrinar de los migrantes de por sí era difícil, con el viraje de la política mexicana, ahora se convertirá en un calvario.

(rubenmartinmartin@gmail.com)

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