Cada quien su poliamor
Mantener una relación amorosa con una o más personas a la vez es asunto de cada quien, según su cultura, religión, creencias, valores y acuerdos que se tengan. Y aunque lo tradicional, aceptado y respetado es la monogamia, existen otros tipos de relaciones donde la exclusividad no es parte de su vida ni la base de su felicidad. Son modelos donde -de manera consensuada- los involucrados siempre son más de dos.
Entre esas opciones está el poliamor, una relación amorosa y sexoafectiva entre tres o más personas, de manera simultánea y con el consentimiento de todas las partes involucradas (si no sería infidelidad). En México existe la libertad de practicar esa o cualquier forma de relación, sin importar el número de integrantes. No está prohibido, cada quien su vida. Lo que no se puede, porque la poligamia no forma parte de nuestra cultura (y, por ende, tampoco de nuestra legislación), es casarse con más de una persona ni generar vínculos de concubinato múltiples.
Un poliamoroso de Puebla consideró que era discriminatorio no poder casarse con más de una persona y promovió un juicio de amparo. En mayo del 2021 un juez de Distrito le dio la razón, pero el Gobierno de Puebla impugnó la sentencia y llevó el caso a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La Primera Sala del máximo órgano de justicia del país finalmente resolvió, el pasado 3 de abril, que el matrimonio y el concubinato se mantendrán monogámicos, sólo entre dos personas, del mismo o diferente sexo. No más.
“El derecho a formar una familia y relacionarse no se agota con esas figuras, ni tampoco deja de tener protección constitucional; por lo que no existe una restricción o prohibición para que las personas, como el solicitante de amparo, integren este tipo de relaciones”, señala el boletín de la SCJN, sobre la resolución del amparo en revisión 695/2023.
Con su resolución, la SCJN descarta que los matrimonios monogámicos sean discriminatorios ni que estos vulneren el derecho a la familia, la cual puede formarse a partir del matrimonio, concubinato o cualquier relación social, ya que en nuestro país no existe un modelo único de familia.
En México los poliamorosos pueden continuar libremente con sus múltiples relaciones -cada quien su poliamor-, pero si en algún momento alguien, como el demandante de Puebla, quisiera casarse tendrá que hacerlo sólo con una de sus parejas. Atreverse a un doble matrimonio, más allá de las implicaciones afectivas, le costaría su libertad porque en nuestro país la bigamia es considerada delito (la celebración de un segundo matrimonio sin que el primero haya sido disuelto o declarado nulo se castiga con hasta cinco años de prisión).
Se cumpla o no la monogamia, en la sociedad mexicana las relaciones “poliamorosas” no son comunes ni socialmente aceptadas, tampoco algo de lo que se hable abiertamente. Pero existen.
Las relaciones son tan subjetivas que, al margen de las formas de amar de cada quien, se basan en lo que le funciona a cada persona involucrada; ellos y ellas seguirán siendo los primeros en definirlas y regularlas. En un futuro ese tipo de relaciones pueden requerir un marco legal. Hoy por hoy, no. Tres o más siguen siendo multitud.