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‘Cada que abre la boca, mete la pata’

Dice un refrán popular “no aclares que oscureces” y eso es lo que está pasando con el expresidente Donald Trump, quien en su última entrevista con la cadena FOX News de principio de semana afirmó que las acusaciones que hay en su contra son sin precedentes, a pesar de que existe una grabación -después de dejar la Casa Blanca y que se llevó a cabo en su club en Bedminster, Nueva Jersey- donde platica con otras personas y aparentemente les muestra documentos secretos. Al mismo Trump se le escucha decir qué es “información secreta”, reconociendo que es “clasificada y altamente confidencial”.

El nuevo e infantil argumento de Trump, de que “solo eran papeles, no había documentos especiales, solo periódicos y revistas” a los que se refiere durante la conversación de la grabación, es ridículo, además de incriminarse en la posesión de los documentos, señalando que “yo tengo cosas personales que revisar y tengo derecho a descalificar. No hice nada en contra de la ley” (?), cuando él sabe que solamente en funciones podía haberlo hecho y que los archivos eran propiedad de los Archivos Nacionales.

Leon Panetta, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en la administración de Barack Obama, a media semana dijo a la cadena CNN que la reacciones de Trump “son como las de un niño que se roba las galletas y trata de ocultarlas en la mano”, y dijo que no hay alternativa, ya que por las investigaciones y las pruebas que existen “es un objetivo grande”. Mientras que William Barr, quien se desempeñó como Fiscal General bajo el expresidente Trump, durante una entrevista con The New York Times, criticó severamente a su exjefe y calificó como “conducta imprudente” el manejo de documentos confidenciales, diciendo que el caso era “totalmente de su incumbencia, de su propia creación”.

Sin embargo, a pesar de los cargos federales en su contra en este caso, de las otras tres investigaciones en las que está involucrado —por la invasión del Capitolio, por querer cambiar los resultados de la elección y asuntos de negocios—, Trump continúa a la cabeza en la preferencia entre los republicanos, aunque su popularidad a disminuido después de recibir los 37 cargos federales en una corte de Florida. El miércoles, una encuesta de CNN muestra que la aceptación republicana bajó 10 puntos porcentuales. En mayo las encuestas lo colocaban en un 77 por ciento de aprobación, mientras que este mes la cifra se redujo a 67 por ciento. Sin embargo, en la carrera interna por la nominación de su partido, a pesar de que Trump bajó 6 puntos porcentuales en el mismo lapso -de 53 a 47-, mantiene una ventaja de 21 puntos sobre el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien es su más cercano competidor.

La desventaja de Trump es que aún falta mucho tiempo para la nominación presidencial republicana, sus casos legales se complican y él se encarga de enredarlos más con una virtud que tiene muy personal, como son sus mentiras, por lo que ‘cada que abre la boca, mete la pata’, convirtiéndose en una fiel réplica al refrán, “no aclares que oscureces”. ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net
 

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