Buena semilla
Exposiciones como la de réplicas de 56 obras maestras del Museo del Prado, de Madrid, inaugurada hace una semana y que permanecerá hasta el 31 de agosto en la Plaza de Armas de Guadalajara; programas de fomento a la lectura como los anunciados con motivo de que Guadalajara será “Capital Mundial del Libro” por un año, o los “Conciertos Municipales” que la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ) ofrecerá en varias poblaciones del interior del Estado, son, sin duda, plausibles afanes por sembrar en la entidad la buena semilla de la cultura.
Varias veces se ha hecho la intentona de sacar a la OFJ del Teatro Degollado -su hábitat natural por lo demás- y exponerla a que le dé el aire de la calle. Va la enésima: están programados sendos conciertos del ensamble en el templo del Señor del Monte, de Jocotepec; el templo de San Francisco de Asís, de Tizapán el Alto, y en la explanada de la Plaza Juan Rulfo, de San Gabriel, los días 4, 12 y 19 de mayo, respectivamente.
En el primero, con Mariana Martínez como directora huésped, se ofrecerá la Serenata No. 11, K. 375, de Mozart; el Concierto para Contrabajo en Si menor, de Bottesini, y la versión para quinteto de cuerdas de tres sinfonías de Mannheim, de Stamitz.
En el segundo, con José Luis Castillo (su director artístico) al pódium, se interpretará el Idilio de Sigfrido, de Wagner; “La Muerte y Doncella”, de Schubert, y la Sinfonía No. 85 (“La Reina”), de Haydn.
En el tercero estará Grace Echauri (también mezzosoprano) como directora huésped, y obras para oboe de Crusell, y para metales y percusiones de Byrd, Koestsier, Schnyder y Mozart en el programa.
A priori, valdría sugerir que tales conciertos fueran precedidos por breves comentarios, al efecto de hacerlos didácticos y facilitar su digestión por parte de los oyentes..., y señalar -en plan de crítica constructiva- que muy bien pudieron haberse programado obras más accesibles, consagradas, de las que hay ejemplos abundantes, de autores que van de Blas Galindo (jalisciense, por cierto) a Brahms, de Tchaikowsky a Beethoven, o de Smetana a Bach.
Por lo demás, si la citada semilla de la cultura que mediante estos “conciertos municipales” se trata de sembrar, germina, florece, resiste el embate de la cizaña -por demás abundante- y da frutos..., ya lo dirá el tiempo.
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