Ideas

¡Bravo por la Línea 3 del Metro (“tren ligero”) tapatío!

Es deveras de felicitarnos, 34 mil millones de pesos de NUESTRO dinero después. Y después de una espera de cinco años. Pero ya está con nosotros de por vida un activo importantísimo para la Zona Metropolitana Tapatía (ZMT).

Así como hay dos tipos de casas, las que tienen piano y las que no, hay dos tipos de ciudades, las que tienen metro y las que no. Punto. ¿Por qué en Guadalajara a ese transporte le decimos “tren ligero”? Por nimiedades técnicas y por acomplejados. A nadie le importa el tipo de rodamiento de las ruedas, ni si los rieles están electrificados o no. Ni lo que pese un vagón tipo y cuántos vagones tiene cada convoy. Esas son precisiones que nomás les gustan a los tecnócratas. ¿Alguno sabe si el metro de Singapur tiene ruedas de fierro o de caucho? Nadie, y en Singapur hay metro. De hecho, las ciudades con metro forman un exclusivo club mundial.

Y Guadalajara tiene metro. Así es, a pesar de las necedades de los tecnócratas, provincianos en el mal sentido. Tenemos metro y así, por claridad y brevedad le deberíamos llamar de ahora (línea 3) en adelante. Eso sí, el metro NO puede ir alegremente a Tlajomulco. Para eso se necesita una densidad poblacional que afortunadamente no tiene el valle de Toluquilla. Y que esperemos que nunca tenga. Dos líneas de metrobús, como la que corre por la Calzada Independencia y Gobernador Curiel serían más que suficientes. Una por Adolfo Horn y otra por el Camino Real a Colima. Lo demás es demagogia y politiquería, si no es que corrupción.

Total, allí está la línea 3 del metro tapatío. (Tapatíos somos, recuérdese, todos los que habitamos la Zona Metropolitana Tapatía.) Tiene un trazo impecable que propició la invención y la muy meritoria realización del Paseo Alcalde. Es obvio: había que trazar esa diagonal uniendo las tres cabeceras municipales (San Pedro Tlaquepaque, Guadalajara y Zapopan.) Nomás los necios dicen que no.

La obra es muy buena. Tanto los dos viaductos elevados (Revolución y Ávila Camacho), como el tramo subterráneo (Plaza de la Bandera a Glorieta de la Normal) tienen lo que los cursis llaman “clase mundial”. Las estaciones compensan lo demasiado bromoso y la mediana arquitectura con buena calidad de factura, accesibilidad y acabados, y generosidad espacial. Dos graves errores: las salidas del metro en la Plaza de Armas, en el Santuario y en San Francisco son un intolerable error. Se informa que tales errores serán prontamente corregidos (a pesar del Inah local, por cierto) y que tendremos en los agujeros de acceso unos simples barandales de cristal templado. También la SCT informa que el nombre correcto de la estación en San Francisco es, obviamente, San Francisco (eso de querer llamarle “Independencia” es una flagrante estupidez).

El recorrido de punta a punta, y luego de regreso de la Línea 3 del metro tapatío es una verdadera delicia. Pronto, 250 mil pasajeros diarios podrán gozar, durante el trayecto en los viaductos elevados, de inapreciables vistas sobre la ciudad, el Country, el farallón del Mexicano en la barranca de Oblatos, etcétera. Extraña sobremanera la actitud de ciertos “puristas” desorientados o con pocos viajes al extranjero de haber insistido hasta el ridículo en tener toda la línea subterránea, lo que hubiera encarecido inútilmente las obras (hasta en un 40%) y hubiera condenado a los 250 mil usuarios diarios a tener unas muy tristes tinieblas permanentes durante el recorrido. Cualquiera que se haya subido al metro de París o de Londres comprenderá precisamente lo anterior ya que en esas ciudades hay largos tramos de metro al aire libre: se ve si es de día o es de noche, si llueve o no, y se goza intensamente con las vistas de la ciudad.

Total parcial: ¡Viva la línea 3! Y ahora a esperar la línea 4, Arco Metropolitano, que unirá La Primavera-Mariano Otero-Niños Héroes-Doctor R Michel-Aeropuerto.

Es realmente de felicitarnos, porque la Línea 3 del metro tapatío es un gran logro de todos los tapatíos (y de ciertos gobernantes). Bravo.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando