Bielsa y la torta ahogada …
Entre traslados y canchas, había poco tiempo para comer, así que Marcelo se haría de un gusto, poco conocido por muchos: el de nuestra gastronomía, sí la de la calle, la de los puestos.
Era muy frecuente encontrarlo comiendo desde tacos y ahogadas y como cualquier tapatío, le entraría a la vitamina “T” con singular alegría. Su socio también para esto sería el profesor Efraín Flores.
Aquellas extenuantes jornadas tendrían sus primeros frutos en un plazo muy corto.
Por un lado, se tenía que capacitar a los entrenadores y éstos se veían muy emocionados de experimentar, tanto en el aula como en la cancha ejercicios muy innovadores, aquí personajes como Magdaleno Mercado, Raúl Morales, Hugo Díaz, Camacho Piña y el mismísimo “Pistache Torres” serían unos elementos muy valiosos para que aquel método empezara a sincronizarse.
Y por otro, les fue asignado a cada técnico, el dar seguimiento a cada uno de los equipos de la entonces Liga, y a otros inclusive equipos internacionales para después en aquel salón de juntas (multiusos) de CECAF compartir lo ahí analizado en juntas plenarias donde todos aprendían del análisis de su compañero.
De igual manera se hizo una división del país para la visoría de talento, resultando al menos 5 zonas: Centro, Norte, Sur, Golfo y Occidente, de lo cual eran responsables los mismos técnicos ya mencionados y algunos Directores Técnicos arraigados en la mencionada zonificación.
Los campamentos también serían instalados, para que los jugadores ya captados se presentaran a un periodo de prueba más amplio, éstos se realizarían en vacaciones de Semana Santa, Pascua, Navidad y en el verano. Aquél proyecto se encontraba en periodo de siembra y se percibía que habría buena cosecha.
De las mismas, llegarían en ese primer año algunos jugadores muy importantes, entre otros el “Tato” Torres, Miguel Salcedo y otro de calidad de exportación Jared Borgetti.
Aquel método, año tras año, daría camadas y camadas de jugadores, que empezarían a levantar la mano:
Oswaldo Sánchez, Omar Blanco, Héctor López, Pável Pardo y en un caso aparte el gran capitán, el mismísimo “Chato” Rodríguez, este último se lo escondían a Marcelo de las prácticas, ya que nunca fue de su agrado deportivamente hablando.
Al tiempo, como es de todos conocido, se sumaría más y más talento, juveniles éstos, que al pasar de los años, algunos serían conocidos como “Los Niños Héroes”, pero esa es otra historia…