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Beso robado o agresión

Los besos robados dejaron de tener ese disfraz de “romanticismo” que hasta el siglo pasado solía endilgárseles, como escena de película de amor o parte del ritual de cortejo en el imaginario colectivo. Hoy plantarle a alguien un beso sin su consentimiento es considerado un acto de acoso. Algo que al presidente de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), Luis Rubiales, está por costarle su carrera. 

La selección femenina de fútbol de España ganó hace unos días el Mundial y durante la premiación del equipo, Rubiales tomó entre sus manos la cara de la jugadora Jennifer Hermoso y la besó en los labios. Todo ocurrió en segundos, frente a cientos de cámaras y el asombro no sólo de sus compañeras. Las imágenes ya le dieron la vuelta al mundo.

Ante las criticas y señalamientos, Rubiales habló durante la Asamblea General de la RFEF. Ahí negó que fuera una agresión y criticó lo que llamó el “falso feminismo”, calificándolo como una “gran lacra” del país. En su intervención advirtió que no pensaba dimitir, al contrario, se defendería y ejercería acciones contra quienes lo acusaron de agresión contra la jugadora.

Y después de que Rubiales asegura que fue “más un pico, que un beso” y algo “espontáneo, mutuo, eufórico y consentido”, la futbolista lanzó un comunicado en sus redes sociales para desmentirlo.

“Ninguna persona, en ningún ámbito laboral, deportivo o social debe ser víctima de este tipo de comportamientos ni consentidos. Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte. Sencillamente, no fui respetada”, dijo la jugadora desde su cuenta de Instagram @jennihermoso. Además denunció que ha sido presionada para que declarara tratando de justificar a Rubiales.

El hecho ha trascendido el mundo futbolístico, donde jugadores, entrenadores y deportistas de todo el mundo han hecho público su respaldo a Jenni Hermoso no sólo a través de redes sociales sino con mantas y pancartas durante los partidos. Aunque también ha habido reacciones machistas tratando de minimizarlo y -como suele suceder- poniendo el foco sobre ella, señalándola y buscando culparla.

Si bien podría haberse tratado de un “gesto” en medio de la emoción por el triunfo en el Mundial, eso no lo justifica ni mucho menos lo hace aceptable. No es normal y se necesita visibilizarlo, porque así quedará un importante precedente fuera y dentro de las canchas.

Se necesita entender como sociedad que, independientemente del contexto, la diferencia entre ser sorprendida o ser agredida con un beso robado es y siempre será el consentimiento. Ese es el limite. Si no es un acto consensuado, no tendría por qué considerarse una expresión de cariño… es acoso.

Y mientras la polémica se resuelve, no puede dejarse de hablar del triunfo de las jugadoras y el título futbolístico que ganaron. Porque hoy las mujeres continúan haciéndose un nombre y trayectoria más allá del género.

Instagram: vania.dedios

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