BAMX Guadalajara, otra buena historia para Jalisco
El martes pasado que acudí a la inauguración de la nueva sede del Banco de Alimentos de Guadalajara (BAMX) en la comunidad de Santa María Tequepexpan, en Tlaquepaque, vi sus majestuosas instalaciones, pero sobre todo la gran y plural convocatoria que logró José Luis González Íñigo, el líder de este proyecto ciudadano de solidaridad con los jaliscienses que sufren de pobreza extrema, y su equipo; supe que estaba siendo testigo de la consolidación y el cumplimiento de un sueño que forjaron por décadas hombres y mujeres líderes desde los espacios de lo ciudadano, y que estaban dando otra muy buena historia para nuestra entidad y para nuestro país.
No me tocó presenciar la inauguración de la Expo Guadalajara el 20 de febrero de 1987, pero me queda claro que fue también una gran historia de éxito que supieron empujar líderes empresariales que soñaron su creación, desde la década de los setenta, cuando batallaban para exhibir muebles en el estacionamiento de Plaza del Sol, o calzado o joyas en los pasillos y habitaciones del Hotel Camino Real. Esta inquietud supo ser gestionada ante las autoridades que fueron visionarias y sensibles a esta propuesta que se hizo realidad y desde hace 36 años empezó a convertirse en un gran activo, una gran motor de la ciudad, del estado y del país, por los miles de millones de pesos que genera cada año de derrama económica.
Una conjunción de esfuerzos de liderazgos sociales, del sector privado y del Gobierno estatal como la que se dio hace más de tres décadas para que surgiera la Expo, se repitió sin duda, para hacer realidad las nuevas instalaciones del BAMX Guadalajara, que significarán crecer exponencialmente no sólo la entrega de alimentos, sino también la entrega de ropa, enseres domésticos y capacitación para el empleo a las familias cuyo ingreso no alcanza a cubrir estas necesidades básicas.
Conmovedora la emoción con la que Ricardo Bonn compartió cómo, inspirados en la parábola bíblica de la multiplicación de los panes, él junto con Everardo Cornejo y José Luis Ramírez Pelayo tuvieron la idea de crear el Banco de Alimentos de Guadalajara, en una pequeña bodega de la Colonia Morelos hace 31 años.
Entre los que continuaron esta gran idea de filantropía y solidaridad destaca desde luego González Íñigo, el actual presidente del BAMX Guadalajara, que por años gestionó un predio, ya que las viejas instalaciones eran insuficientes y causaban ya muchas molestias a los vecinos. La donación de ese terreno coloca al gobernador Enrique Alfaro y al secretario de Desarrollo Social, Alberto Esquer, como claros aliados de este proyecto social, que cada vez opera con mayor eficiencia en beneficio de los mas desfavorecidos; por el trabajo del buen Julio Acevedo, la mano derecha de José Luis, y Ricardo Romo, el orquestador de la operación diaria.
Además del reconocimiento público que hizo González Íñigo a estos personajes, reveló también el callado pero invaluable apoyo financiero para hacer realidad esta nueva sede de dos destacados empresarios y filántropos, Arturo Jiménez Bayardo, de Laboratorios Sophia, y René Calderón, de la acerera Recal, y al constructor Francisco Cornejo, que en calidad honorífica supervisó todos los días la obra.
Testigos también el martes de este sueño cumplido de González Íñigo, los emblemáticos empresarios Carlos Álvarez Bermejillo y René Rivial, a los que también agradeció por acompañarlo.
En este tiempo de carencia de acuerdos políticos y de polarización que ha postergado soluciones a los grandes desafíos que tenemos como estado y como país, bien valdría replicar el modelo que permitió que la iniciativa privada, Gobierno y sociedad se pusieran de acuerdo para hacer realidad el anhelo del nuevo BAMX Guadalajara en beneficio de los hermanos jaliscienses más pobres. Enhorabuena y ojalá.
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