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Ayotzinapa, 10 años sin verdad ni justicia

Una de las imágenes más poderosas de fin de sexenio será la digna manifestación de los padres y madres de los 43 de Ayotzinapa marchando desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo de la Ciudad de México este jueves 26 de septiembre para seguir exigiendo justicia y verdad y saber sobre el paradero de sus hijos. Enfrente, en Palacio Nacional su inquilino tal vez escuche este grito, tal vez no, pero en su conciencia quedará para la posteridad que fue incapaz de cumplir su palabra y conocer la verdad sobre los normalistas desaparecidos justo hace 10 años.

Tal vez por conveniencia política o tal vez por convicción personal, Andrés Manuel López Obrador hizo suyas las demandas de los padres y madres de los 43 la trágica Noche de Iguala del 26 y 27 de septiembre de 2014. Como dirigente de Morena, como candidato, como presidente electo y ya en el mando, López Obrador recibió y se comprometió a trabajar con los padres y madres de los estudiantes para conocer su paradero. Lo cierto al final del sexenio es que no les cumplió a los padres.

Hay evidencias e indicios de que pudo hacerlo, pero algo pasó en 2022. La historia es que al comienzo del gobierno de la Cuarta Transformación hubo voluntad y apoyo presidencial para que se avanzara en las investigaciones, tras el engaño de la “Verdad histórica” construida en la administración del priista Enrique Peña Nieto, solamente para contener las movilizaciones sociales y bajar la presión social y política que había sobre el anterior gobierno.

Al comienzo de su mandato, López Obrador dio su respaldo para que se constituyera una Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa (Covaj), para el regreso de los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y para el avance del trabajo de la Unidad Especializada para la Litigación e Investigación del Caso Ayotzinapa (UELICA) en la Fiscalía General de la República. Gracias a este respaldo presidencial, se pudieron conocer algunas parcelas de verdad que eran desconocidas entonces, como la posibilidad de los 43 estudiantes hubieran sido separados en grupos y uno de ellos fuera llevado a la barranca de La Carnicería, o la confirmación de los restos de dos normalistas más, así como detalles de la relación entre el grupo criminal Guerreros Unidos con mandos del ejército y de las fuerzas de seguridad en Guerrero. 

Todo este tímido avance se detuvo abruptamente. Hay coincidencia en que esto ocurrió hacia agosto de 2022 luego de que el subsecretario de Gobernación y presidente de la Covaj, Alejandro Encinas, presentara el segundo informe que confirmó que la desaparición de los normalistas fue una responsabilidad del Estado y de que se señalara directamente a algunos mandos militares en esta operación. Al mismo tiempo, se le apuró el titular de la UELICA, Omar Gómez Trejo, a cerrar la carpeta de investigación y expedir órdenes de aprehensión contra 80 personas, entre ellas 21 militares. A los días se le pide entregar la unidad, y desde entonces se detuvo el avance y cambió el trato del presidente López Obrador con los padres y madres de los 43 desaparecidos. 

Tanto en los padres y madres como en las organizaciones y periodistas que los acompañan, hay convicción de que López Obrador detuvo el avance en el caso Ayotzinapa cuando se empezaron a tocar intereses de los militares. Así lo dijo hace una semana Hilda Legideño, madre de Jorge Antonio Tizapa Legideño: “El presidente demostró que no se iba a avanzar cuando se empezaron a formular las órdenes de aprehensión contra los militares, ahí se detuvo toda la investigación y se vino abajo todo”.

Así termina el sexenio, con la convicción de los padres y madres de que llevan dos sexenios (uno del viejo PRI y otro de la nueva 4T) que han sido engañados por los representantes del Estado. A pesar del engaño y de la mentira que recibieron, siguen firmes en su firme búsqueda de sus hijos. Porque no hay nada más doloroso para una madre que un hijo desaparecido. En palabras de Hilda Legideño: “tener un hijo desaparecido creo que es la peor pesadilla que puede tener un padre o una madre y quizá la muerte te puede dar esa paz para ya no estar viviendo esta pesadilla. No se puede describir, es como si se te fuera la vida…”. Por eso los seguirán buscando, al igual que la verdad y la justicia que no llega desde el Estado. 

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