Ay, Alito, ay Alito… ¿y tú y Lozoya?
El presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno, le declaró a René Delgado que en el PRI “no podemos pagar por los errores que hayan cometido otros en el pasado”. ¿Otros en el pasado? Pues de dónde salió este político campechano que, si bien es joven, de tiempo atrás está ligado a Peña Nieto y Osorio Chong.
Moreno, al que apodan Alito, dijo eso el miércoles, un día después de que se revelara que Emilio Ele, según declaró el fiscal Gertz Manero, ha denunciado ante la FGR a Enrique Peña Nieto, acusándolo de ordenarle pagar ilegalmente cientos de millones de pesos a consultores de la campaña presidencial de 2012.
Y la declaración de Moreno se dio el mismo día en que el periodista Mario Maldonado reveló detalles de un mecanismo diseñado e implementado, presuntamente, por Emilio Ele para quedarse, junto con algunos vivales, con empresas que tenían millonarios contratos con Petróleos Mexicanos. El asalto era relativamente sencillo: apretaban a la empresa que se les había antojado, congélandole pagos o amenazándola con rescisión de los compromisos, para luego ofrecer asociarse, si aceptaban ceder parte de la compañía el problema de los pagos terminaba. El Universal, diario en el que publica Maldonado, ayer abundó más detalles de esos moditos que le achacan a Emilio Ele. Aquí la columna que puso el tema en la mesa: bit.ly/31MVMSp.
Pero ese modus operandi no sería nuevo. Y el famoso caso de Oceanografía se explicaría, según el capitán de ese conglomerado, en el mismo sentido: la empresa de Amado Yáñez habría sido objeto de un intento hostil, ¿o habría que decir criminal?, de apropiación por parte de Emilio L.
La fuente de lo anterior es el propio Yáñez. Lo contó en agosto del año pasado a un grupo de periodistas. El colega Pancho Garfias reprodujo en aquella fecha parte de ese testimonio:
“La historia contada por Yáñez detalla la ambición desmedida de funcionarios de la administración anterior que buscaron apoderarse de su empresa. Un ejemplo: querían que el empresario les cediera 90% de su rentable negocio ‘por un peso’, cuando estaba valuado en dos mil 700 millones. Era eso, o le abrían un proceso penal y no fue amenaza. Le exigían, además, que se quedara a operar la empresa por cinco años. ‘¿Quedarme como esclavo? Están medio mal de la cabeza. Hagan lo que tengan que hacer’, les mandó decir. La oferta de un peso, dijo, venía directamente de Emilio Lozoya. ‘Acepta o atente a las consecuencias’ fue el mensaje que le enviaron a través de terceras personas”. bit.ly/2PNuvtv.
La versión de Yáñez coincide con lo que ahora se publicó en El Universal: desde Pemex querían quedarse con empresas que hacían negocios con la petrolera.
¿Que qué grave todo eso, pero qué tiene que ver con Alito Moreno?
Que en la reunión con Yáñez se detallaron las presiones de las que fue objeto este empresario incluso cuando ya se encontraba fuera del país, pues intentando protegerse viajó a Estados Unidos.
Hasta aquella ciudad, concretamente hasta Miami, población en que se instaló Yáñez -quien terminaría en la cárcel- le enviaron un emisario para que aceptara ceder su empresa. Era un notable priista, se dijo en la reunión.
Cuando en la entrevista colectiva con Yáñez se cuestionó sobre la identidad de ese emisario alguien recordó que otro colega ya había escrito algo al respecto. Esto fue lo que publicó Carlos Loret de Mola el 15 de enero de 2015, en una columna sobre las relaciones de Alito con Amado: “Incluso usaba el avión de Yáñez para volar de México a Miami a verlo y discutir su estrategia política, jurídica y mediática”. bit.ly/340swtY.
Ay Alito, ¿no habrás sido tú ese notable priísta? Es pregunta. Porque si sí, cómo era la frase que le dijiste a René Delgado el miércoles, “¿no podemos pagar por los errores que hayan cometido otros en el pasado?”. Pero qué tal pagar, o al menos responder, por los propios.
Claro, eso si sí hubiera sido el hoy presidente del PRI el que andaba de recadero de Lozoya cuando a Yáñez le querían quitar a la mala su empresa. Si no, ni de qué preocuparse.