Aviso de ocasión, desclasificado
República muy necesitada de gobernantes, de autoridades o de perdida de gente que se haga responsable de los servicios públicos básicos, solicita postulantes para empleos diversos, de elección popular. Ambos sexos, género indistinto. Mayores de edad, con credencial para votar vigente y que les dé lo mismo ser candidatos de un partido o de otro. Independientes, absténgase (no por nada, es nomás que es una monserga hacer que la masa los conozca y conseguir firmas y registrarlos y ni hablar de obtener dinero para que hagan campaña).
Pronto estarán vacantes 20 mil 375 cargos. De ellos, 19 mil 746 serán del orden local, ojo: incluidas nueve, sí, nueve gubernaturas, un sinfín (hipérbole muy bonita) de presidencias municipales, sindicaturas, regidurías y diputaciones que es un contento. El resto, 629 puestos, corresponde a plazas federales, cifra en la que cabe ¡la presidencia de la nación! Ni más ni menos. Entre todas, entre todos los electos, más los que se mantendrán en la nómina (un montón), manejarán, en 2025, más de nueve billones, esto es: pasaditos los nueve millones de millones de pesos, más lo que cada cual, con ingenio y osadía, logre recaudar en tratándose de estados y municipios, además, pero no lo garantizamos, tendrán el control de la fuerza pública (la que quede para cuando juren guardar y hacer guardar etcétera).
Prestaciones superiores a las de la ley. Qué decimos superiores: nada que ver con las que ofrecen las leyes que aplican a las ciudadanas y ciudadanos. Servicios médicos según requieran y de la calidad que su desfachatez y la capacidad el erario les permitan. Vehículo (y si son creativos, vehículos para familiares y allegados), chofer, gasolina y todos los servicios (para no perder la garantía). Vacaciones pagadas con cantidad variable de días (nunca menos de un mes al año). Vales de despensa ilimitados (en los sitios en los que no haya supermercados o tiendas de vinos y ultramarinos, en vez de vales se otorga una cantidad en efectivo más viáticos, para provisionarse en la ciudad más cercana, del país o del extranjero). Equipo de cómputo de última generación, lo usen o no lo usen; conexión a internet y acceso a todas las plataformas de películas y series (en donde no hay acceso a Internet -qué horror, pero sí, existen- cada cual podrá otorgarse la compensación que considera adecuada para valerse de los medios que le permitan pasar el tiempo de la mejor manera). Tendrán apoyo para ropa y calzado. Nos apena, pero a la generación que recién accederá al poder no se le cubrirá el gasto en fiestas y francachelas, debido a que a demasiados de sus antecesores les tomaron fotos y aparecieron en videos en situaciones y con personajes inconvenientes. ¡Qué esperan, anótense! La oferta es limitada.
Requisitos. Inglés, no indispensable. Manejo del paquete básico de computación, y si no ¿a quién le importa? Conocer la Constitución, la general y la del estado, y las leyes y normas municipales (deseable, no imprescindible). Gozar de buena fama pública, o sea: ser impermeables al qué dirán. No haber estado en prisión por más de quince años. Presentar su declaración patrimonial (en este caso patrimonio significa: aquellas posesiones y cuentas que no les perjudica que se conozcan). Copia fotostática de su más reciente pago de impuestos (no valen las anteriores a 1988); en su defecto: certificado de no adeudo en Elektra, Coppel y similares. Carta de recomendación que especifique algún potencial conflicto de interés; conflicto de interés se refiere a la capacidad de concentración en el trabajo, no se asusten. De preferencia, saberes elementales del español -ser capaces de identificar el sujeto y predicado- o de cualquiera de las lenguas vigentes en México (no se hace examen).
Riesgos para quienes participen en el tour electoral y para quienes resulten elegidos. Si no gozan del fíat que otorga el poder alterno en el territorio correspondiente, podrían ser agredidos (con consecuencias indeterminadas), expulsados de la demarcación o, lo menos grave, no podrían hacer campaña ni andar en la calle. Una vez instalados en la curul, en los sillones del gobierno municipal, del estado o en la Silla del Águila, es altamente probable que harán mucho menos de lo que se propusieron, aunque al final les achacarán todo lo malo que en sus comunidades y en la sociedad ocurra (y con bastante razón, la verdad). Sin notarlo, pero casi siempre conscientemente, serán cómplices de quienes en verdad manejan el presupuesto, la inseguridad, la devastación ambiental, la injusticia y de quienes se aprovechan de la desigualdad para medrar (¿a poco creían que las prestaciones antes enunciadas eran por nada?). Pero no se arredren, si se ponen aguzados terminarán con casas, terrenos e inversiones en algún paraíso fiscal o, en la peor de las circunstancias… pero para qué pensar negativamente, el servicio público es un honor, y que nadie los haga declarar lo contrario.
Absténganse los débiles de espíritu que además padezcan de estómago frágil; también aquellas y aquellos soñadores que en su fuero interno se digan: yo sí cambiaré el estado de cosas. Curar decepciones, traumas (físicos y morales) y los entripados, corre de su propio bolsillo.
En esta temporada, el mantra -que no remedia, pero ayuda a paliar la realidad- debe ser: qué regocijo la democracia que desembocará en la jornada cívica del 2 de junio en la que habrá, así se publicará por todo el reino, saldo blanco (salvo incidentes menores).
agustino20@gmail.com