Austeridad republicana
No es la primera vez que un Presidente de la República nos promete austeridad. En 2006 se emitió un Decreto que establecía las medidas de austeridad y disciplina financiera del gasto de la Administración Pública Federal en el cual se fijó una meta de ahorro para 2007 de 25 mil 500 millones de pesos. Con anterioridad, en febrero de 1982, se presupuestó una reducción de 8% en el gasto corriente. Se reglamentaron todas las partidas que eran susceptibles de recorte pero el resultado fue nulo.
Los demás presidentes que han sucedido a López Portillo ni siquiera han mencionado la palabra austeridad, han actuado siguiendo el paradigma del experimento de los cinco monos que fueron colocados en una jaula, una escalera y encima un racimo de plátanos. Cuando un mono subía a coger un plátano, le arrojaban un chorro de agua helada. Así, los monos entendieron que no debían coger los plátanos. Con el tiempo cada vez que un nuevo mono intentaba subir la escalera, los demás lo tundían a golpes. Después de un tiempo, ninguno subía la escalera a pesar de que ahí estaban los bananos. Cuando un mono nuevo intentaba subir, los demás lo tundían a golpes. Así ninguno volvió a intentar subir la escalera aunque no sabían la razón. Si fuera posible que alguno de ellos protestara porque se lo impedían, la respuesta sería: No se sabe, las cosas siempre han sido así aquí.
Las austeridad republicana busca reducir el nivel salarial, reducir el aparato gubernamental para cambiar la forma de disponer de los fondos públicos manejando el presupuesto con modestia, comenzando por el sueldo del Presidente a quien se le suprimió la partida discrecional que podía disponer a su gusto sin rendir cuentas. Con esto se hacía innecesario que se le asignara un sueldo.
En esos términos todos los funcionarios sin excepción sufrieron la reducción del sueldo al nivel que tiene el Presidente, alrededor de 105 mil pesos antes de impuestos.
En estas circunstancias las personas honestas, capaces y preparadas ya están buscando a donde emigrar. En toda organización política o económica, el capital humano es el mayor valor con el que se sustentan las decisiones importantes, ya sea en materia de deuda pública, lucha contra los monopolios, lucha contra la corrupción, planeación de licitaciones, etc. Ese capital humano con impresionante currículum y notable experiencia son los que van a dejar la administración del país en manos inexpertas sin valor intelectual ni profesional.
La austeridad republicana se ha manifestado subiendo la pensión de los 65 a los 68 años; se suprimió el seguro popular que mal que bien ayudaba a un buen número de personas sin acceso a los servicios médicos. Cerraron las guarderías infantiles en perjuicio de las madres trabajadoras. El prepuesto para educación disminuyó 35%. Se suprimió el apoyo a los Pueblos Mágicos que tanto han favorecido al turismo. Se suspendieron las becas internacionales al Conacyt. Se despidió a miles de trabajadores del SAT IMSS ISSSTE Y Salubridad sin estudio previo. Se bajó el presupuesto a los hospitales de especialidades como nutrición, cancerología y otros conocidos como los mejores de Latinoamérica.
Un verdadero ahorro no se logra haciendo recortes al troche y moche, sino mediante un estudio con bases técnicas que ya existen, del presupuesto partiendo de la Base Cero para eliminar los sobrantes y dejar únicamente lo indispensable para una operación eficiente.