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Auditoría federal, bajo fuego presidencial

Como era de esperarse, el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) salió ayer a su púlpito mañanero de Palacio Nacional para descalificar las observaciones hechas por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al ejercicio del gasto federal de 2019, primer año del gobierno de la autollamada cuarta transformación.

Lo que pareció molestar más al Presidente fue que la ASF, en la tercera parte de la revisión de la cuenta pública 2019 que entregó el sábado a la Cámara de Diputados, sostuviera que la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) costó al gobierno mexicano 232 por ciento más de lo que se había calculado al llegar a los 331 mil 996 millones de pesos, y no los poco más de 100 mil millones de pesos contemplados inicialmente.

AMLO no sólo empleó por enésima ocasión su ya clásica muletilla del “yo tengo otros datos”, sino que le reprochó a la ASF estar dando información errónea y “exagerada” que estaba siendo aprovechada por sus adversarios políticos, por lo que tendrían que salir a corregir para “no prestarse a esas campañas” en contra de su gobierno.

Ante esta embestida del Presidente, el titular de la ASF, David Colmenares Páramo, respondió en una entrevista con el periodista Joaquín López Dóriga que el Presidente estaba en todo su derecho de hacer esa crítica, y que desde luego se pondrían a revisar para hacer las aclaraciones en caso de que hubieran incurrido en algún error o para ratificar las observaciones. Sin embargo, el Auditor Superior confirmó que las observaciones ascienden en total a 67 mil millones de pesos por gastos no aclarados en diversos programas como los servidores de la Nación, en Jóvenes Construyendo el Futuro, en la Secretaría de Cultura, la Conade, el Capufe, y el Tren Maya entre otros.

La reacción de López Obrador asoma nuevamente sus rasgos autoritarios y su incomodidad ante todo lo que represente un contrapeso a la figura presidencial. Lo preocupante es que este ejemplo está empezando a cundir en el gobierno de la 4T, y prueba de ello es que la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, que en teoría debería ser la más abierta al escrutinio y a la fiscalización, por ser funciones sustantivas que en su dependencia realizan, obstaculizó el trabajo de los auditores de la ASF al impedir el acceso a sus instalaciones y archivos, con el pretexto de la pandemia.

Sin duda, el informe de la ASF vuelve a golpear en la línea de flotación el discurso de austeridad y anticorrupción que es la principal bandera política del lópezobradorismo. Por ello, lejos de aceptar las observaciones y mostrar apertura para corregir, el Presidente y su equipo de la 4T lo combatirán por todos los frentes. En ese sentido la ASF esta a prueba. Por el bien del país, ojalá tenga la madurez institucional y su titular la valentía para no doblarse ante el poder presidencial que lo tendrá bajo fuego.

jbarrera4r@gmail.com

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