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Así recluta el cártel

El crimen organizado recluta vía redes sociales como Facebook, Instagram y canales de WhatsApp.

Hay dos modus operandi: reclutamiento forzado con engaños y el voluntario.

Ubiqué dos grupos abiertos de Facebook activos –juntos suman alrededor de mil 500 miembros– que ofertan trabajo en un grupo criminal local.

Ofrecen casa, comida, adiestramiento bélico y el pago del viaje a la Central Nueva de Tlaquepaque si son de otra Entidad. Los anuncios son explícitos:

“Hombres que quieran trabajar para la empresa (nombre del grupo criminal) se les pagará 8 mil por semana”. Ofrecen un sueldo mayor a ex policías y ex militares. En ocasiones, los mismos usuarios publican que quieren empleo en el crimen organizado.

De ahí los dirigen a canales de WhatsApp, números telefónicos y otros usuarios de Facebook para proceder con la “contratación”.

El 8 de septiembre, la Fiscalía del Estado de Jalisco hizo pública la detención de Eduardo Daniel P, de 31 años, acusado del delito de desaparición. El detenido era el administrador de uno de estos grupos de reclutamiento.

El día de la detención, la Comisión Ejecutiva del Consejo Estatal de Seguridad confirmó por primera vez que han detectado estos grupos en redes sociales con ofertas explícitas para “reclutar a jóvenes e integrarlos a las filas del crimen organizado”.

Una vez dentro, no pueden salir, por lo que cualquier reclutamiento de esta naturaleza se convierte además en un delito de privación ilegal de la libertad.

Con este pretexto la autoridad ha sostenido que los jóvenes se van por su “propia voluntad”, sin tomar en cuenta que son víctimas de un delito. Por eso cuando logran regresar, los obligan a ellos y a sus familias a guardar silencio, a pesar de que es importante saber qué ocurrió para prevenir más casos.

Este fenómeno también ocurre bajo una modalidad con engaños.

Por medio de ofertas de empleos fachada –guardias de seguridad, volanteros, escoltas, encuestadores u operadores de call center– reclutan a potenciales víctimas luego retenidas contra su voluntad.

Detrás de esta práctica del crimen organizado estarían las desapariciones en la Central Nueva de Tlaquepaque. Citan a los jóvenes en ese punto, luego las víctimas pierden contacto con su familia y desaparecen.

Víctor Manuel González Romero, investigador y ex rector de la UdeG, ha documentado 18 casos de jóvenes sin localizar este año –a partir de las fichas oficiales de búsqueda– cuyo último rastro fue la Central Nueva. Sin embargo, colectivos mencionan hasta 67 víctimas, en lo que va de 2024.

Los colectivos han descubierto un patrón: a los desaparecidos les piden que lleven puesta una camisa negra y pantalón de mezclilla. Una cita de trabajo en la Central Nueva con este requerimiento debería alertar a cualquier potencial víctima.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco inició la semana pasada una investigación de oficio por la operación de redes de reclutamiento forzado en la entidad.

Hace dos semanas, el gobernador Enrique Alfaro negó una crisis de desapariciones en la Central Nueva. Lo calificó como una “psicosis” y una irresponsabilidad para infundir miedo.

Sus propias dependencias lo desmintieron. Reconocer que el reclutamiento forzado ocurre en Jalisco es el punto de partida para prevenir y desmantelar estas redes.

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