¡¡¡Ar-gen-tina!!!
Argentina ganó el Mundial de Qatar, obteniendo el tercer título de su historia en un partido memorable y digno de una Final de una Copa del Mundo.
Vaya domingo el que vivimos en Doha. Se percibía un ambiente muy especial, distinto al de los anteriores 28 días de Mundial, era una mezcla de nerviosismo, emoción, expectativa y mucha nostalgia.
Además de la Final se celebró el Día Nacional de Qatar.
Por ello el bullicio fue intenso, las recomendaciones iban y venían, particularmente las que aconsejaban ir con anticipación a donde quiera que se pensara ir, y más para ir al Estadio Lusail y después al aeropuerto.
Para ponerle más “condimento” se informó que por primera vez en un Mundial habría un desfile del campeón en la ciudad sede.
Los cánticos de los argentinos no daban reposo, para donde se volteara solo se veían camisetas albicelestes; como dicen ellos “una cosa de locos”.
Un aficionado ingles me comentó, aquí salvo los franceses, todo el mundo está con “no sé si con Argentina o con Messi”.
En el Estadio Lusail el panorama era el mismo, pero el nerviosismo era mayor por diversas causas, los que en una misión imposible buscaban un boleto, la adrenalina a tope.
Luego de una colorida ceremonia de clausura iniciaron las acciones.
Una apretada jugada en la que se marca penal a favor de Argentina y que Messi convirtió en gol, pocos minutos después Ángel di María anotó el segundo tanto que ya presagiaba fiesta, porque el campeón no aparecía.
Pero al 80’ y al 81’ Kylian Mbappé se hizo presente con un par de anotaciones que empataron el partido, ante el delirio de los aficionados franceses y la mirada incrédula de los argentinos que vieron cómo se esfumó su ventaja de 2-0.
Tiempos extra. Nadie parpadeaba. Al 108’ Messi anota el que parecía ahora sí, sería el del titulo, pero otra vez de penal, Mbappé le puso “paños fríos” al asunto, 3-3.
En los penales Argentina, fiel a su tradición, no falló.
Cuando Gonzalo Montiel anotó el penal definitivo estalló la locura de los argentinos y de los “argentinos camuflados” que quisieron sentirse ganadores cobijados por la camiseta albiceleste.
Messi, como no iba a ser de otra manera, fue designado el Mejor Jugador del Mundial, obtiene lo que tanto anheló y tiene al mundo a sus pies, literalmente.
Y sí, la historia de Messi tuvo el final de cuento de hadas que muchos querían.
La del técnico Lionel Scaloni no es menor. Un joven que llegó como interino, en lugar de Jorge Sampaoli, que no ha dirigido en Primera División, que no vive en Argentina, que no va todos los fines de semana a ver los partidos de la Liga (dicen que es requisito) ya está en la historia en el mismo sitio que César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo.
El Mundial de Qatar 2022 llegó a su fin, es el momento de regresar a casa, con la familia que extrañamos, cuando las agotadoras jornadas de trabajo y las pocas horas de sueño, nos lo permitían, nos quedamos con el recuerdo de haber vivido un Mundial muy bien organizado, de muchas comodidades, ya que el hecho de que se haya celebrado en una sola ciudad, sin tener que viajar a otras sedes, ayudó mucho; la infraestructura y servicios de primer mundo con un ejercito de personas ayudando en los estadios, en los puntos turísticos, en los centros comerciales, en todos lados.
Pero fue un Mundial intenso, ya que por lo mismo se pudo estar y trabajar en varios partidos en un mismo día, por ello la fatiga no fue menor a la de Mundiales anteriores.
Una experiencia muy enriquecedora el conocer de cerca las ideas y las costumbres de una cultura muy diferente a la que estamos acostumbrados.
El Mundial de futbol volvió a demostrar que es el evento deportivo más importante del planeta, gracias a la popularidad de este deporte, las masas que es capaz de movilizar, las audiencias en los medios de comunicación, la derrama económica que genera es enorme.
El Mundial de Qatar valió la pena, con el privilegio de haber podido contar día a día lo que aquí pasaba.
La próxima cita es en tres años y medio . En 2026 el Mundial se jugará en casa.
Jaime Gallardo