Aquel Guadalajara
Yo le voy al Atlas, soy rojinegro de corazón, pero no obsta recordar con deportivismo y respeto parte de la gloriosa historia del equipo rojiblanco del Guadalajara.
Cuando se fundó la Liga Mayor del Futbol mexicano en 1943, Fausto Prieto fue su primer entrenador en un torneo con dura competencia: Atlas, ADO, América, España, Asturias, Marte y Moctezuma. Tras siete años de competencia, lo máximo que logró fueron los subcampeonatos en los torneos de 1951-1952 y 1954-1955.
Pero vino el argentino José María Casullo, y decidió reestructurar al equipo, incluyendo la salida del defensa Rafael el “Zurdo” Rivera y de Adalberto “Dumbo” López, triple campeón goleador, originario de Cocula, Jalisco, y que había jugado para el Atlante, el León, el Atlas y el Oro.
Cuando el equipo de Casullo fue humillado por el Atlas en la temporada 1955-1956, la directiva encabezada por Don Antonio Levy decidió traer a Donaldo Ross, un uruguayo que había dirigido en Colombia al América de Cali y al Millonarios, con el deseo de acabar con el “ya merito” mote adjudicado al Club porque aunque lideraba la mayor parte del campeonato, que en aquella época se jugaba a dos vueltas, a final de cuentas se le iba el campeonato de la bolsa.
Fue así como Donaldo Ross finalmente le dio la satisfacción de conseguir un campeonato a su afición en la temporada 1956-1957, con Jaime “Tubo” Gómez, Pedro Nuño, Guillermo “Tigre” Sepúlveda, José Villegas “El Jamaicón”, Juan Jasso, Panchito Flores, Isidoro Díaz, Salvador “El Melón” Reyes, Crescencio “Mellone” Gutiérrez, Sabás Ponce, Tomás Balcázar y Raúl “Pina” Arellano; en esa época las posiciones eran: portero, defensa derecho, defensa central y defensa izquierdo; medio derecho y medio izquierdo, extremo derecho, interior derecho, centro delantero, interior izquierdo y extremo izquierdo. Tres defensas, dos medios y cinco delanteros. Integrado sólo por jugadores mexicanos, el Guadalajara ganó su primer torneo de liga, el 3 de enero de 1957 en el antiguo Parque Oro, derrotando al Irapuato 1-0 con gol de Chava Reyes.
No paró ahí la cosa. Ganó también la Copa Campeón de Campeones que se disputaba entre el campeón de liga y el campeón de copa; en ese año el campeón de la Copa México fue el Zacatepec, donde jugaban Nelson Festa, que había sido guardavallas del San Lorenzo de Almagro y Estudiantes de la Plata, Guillermo “el Chato” Ortiz, Agustín “Coruco” Díaz, Ernesto Candia, Antonio “Güero” Jasso y José Antonio Roca. El Guadalajara derrotó a los cañeros 2-1 y se coronó Campeón de Campeones en el Estadio de la Ciudad Universitaria.
La afición estaba loca de contenta, les dieron un recibimiento apoteósico porque se había acabado el “ya merito” y con el gran orgullo de haberse coronado con una plantilla integrada por jugadores mexicanos en su totalidad.
El Guadalajara inició su era del campeonísimo en el Parque Martínez Sandoval, también conocido como Parque Oro. El Estadio Jalisco se inauguró tres años después, el 31 de enero de 1960 con el partido entre San Lorenzo de Almagro de Argentina y el Atlas, ganando el San Lorenzo 1-0 con gol de Norberto Boggio, quien se quedó en México para jugar como extremo derecho del Atlante.
Hay mucha más historia que contar, pero no quiero concluir ésta sin recordar aquella inolvidable gira por Europa. Fue el primer equipo mexicano en hacerlo. Era el año 1964 y mostraron su calidad en Bélgica, España, Checoslovaquia, Alemania y Francia.
EL INFORMADOR en su edición del martes 26 de mayo de 1964 publicaba a ocho columnas: “Se hará un gran recibimiento a las Chivas”, y es que fue una gira histórica, que incluso abrió puertas para concertar más partidos, promovidos por Don Casildo Osés, pero no pudo concretarse por problemas de calendario de los equipos.
Concluiré este recuerdo recordando a los jugadores de aquella gira: Calderón, Chaires, Salas, Sepúlveda, Villegas, Jasso, Moreno, Valdivia, Barba, Ponce, Isidoro, Héctor, Reyes, Paco Jara y sus refuerzos: Gustavo Peña (Oro), Jesús del Muro (Atlas), Raúl Chávez (Monterrey), Antonio Munguía y Guillermo Ortiz (Necaxa), dirigidos por el ingeniero Javier de la Torre. Honor a quien honor merece.
Hay mucho mas de que hablar; Dios mediante, continuaremos la semana entrante al abrir otra Página de mis recuerdos. Gracias por leerme.