¿Apreciará Biden el Culiacanazo 2.0?
Esta incógnita se podría empezar a despejar hoy que inicie formalmente, en la Ciudad de México, la Cumbre de Líderes de América del Norte, evento que ya se realizó en Guadalajara en 2009 cuando el entonces Presidente Felipe Calderón fue anfitrión de Barack Obama y de Stephen Harper, presidente de Estados Unidos y primer ministro de Canadá, respectivamente.
Ayer el Presidente Andrés Manuel López Obrador recibió a su homólogo estadounidense, Joe Biden, en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) como era su deseo, y hoy recibirá ahí mismo al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.
Pese a que fueron múltiples las lecturas de que la recaptura de Ovidio Guzmán habría sido una especie de cumplimiento a una petición de Estados Unidos por realizarse tres días antes de la llegada de Biden, como pasó también con la detención del capo Rafael Caro Quintero, tres días después de que AMLO visitó la Casa Blanca, el Presidente aseguró en su mañanera del viernes pasado, que la detención del hijo de “El Chapo” Guzmán, fue una acción y decisión exclusiva del Gobierno mexicano.
Habrá, pues, que esperar a ver si la detención de Ovidio ayuda a resolver las desconfianzas y a reconstruir la relación con las agencias antidrogas y el gabinete de seguridad de Estados Unidos, especialmente con la DEA, que prácticamente se rompió desde la exoneración de la 4T al general Salvador Cienfuegos, quien había sido extraditado de Estados Unidos acusado de ser cómplice del narco.
Esto no lo logró la detención en julio pasado de Caro Quintero, tal vez porque la justicia mexicana amparó al fundador del cártel de Guadalajara, para que no fuera extraditado a Estados Unidos, a quien reclaman desde agosto de 2013, que la DEA y la Casa Blanca hicieron fuertes extrañamientos contra el Gobierno del priista Enrique Peña Nieto por la liberación fast track de Caro Quintero del penal de Puente Grande, 12 años antes de cumplir su sentencia y acusaron de corrupción a los magistrados del Tribunal Colegiado en materia penal del Tercer Circuito en Jalisco que ordenaron su excarcelación bajo el argumento de que no debió ser enjuiciado en el fuero federal, sino en el común, por el asesinato de su agente Enrique “Kiki” Camarena Salazar y su piloto Alfredo Avelar en 1985 año que fue arrestado.
Fue tanta la presión que en 2015 los tribunales mexicanos volvieron a declararlo culpable de estos asesinatos y se emitió la orden de aprehensión que se ejecutó hace cinco meses.
La decisión presidencial en octubre del 2019, en el primer culiacanazo por el operativo militar fallido, de liberar a Ovidio, volvió a despertar muchas suspicacias en el Gobierno estadounidense, por lo que su detención podría ayudar a empezar a diluirlas. Aunque habrá que ver también, cómo toman el hecho de que la justicia mexicana haya amparado a unas horas de su detención, al hijo del Chapo para que tampoco sea extraditado. Veremos.
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Jaime Barrera