Año Nuevo
Me gusta muchísimo el Año Nuevo. Quizá porque los inicios en general siempre cautivan, me llena de emoción emprender una nueva tarea o pensar en que voy a hacer algo que no he hecho y eso a mi mente en particular le genera una excitación especial.
La carga emocional de compartir ese emprender algo nuevo con alguien, ese algo incierto es muy especial, no hay nada peor que alguien nos cebe el final de una película que esperábamos ver o que nos relate su experiencia de vida como si fuera la nuestra y así fuera a sucedernos.
Cada principio de año me llena de una particular ilusión de volver a empezar como si todo fuera a pasar por una nueva hoja en blanco, hablo de una ilusión porque sé bien que el tiempo, el olvido, las desilusiones, los lazos rotos, triunfos y fracasos, todo está ahí, pero yo voy a la sensación de volver a empezar y de tomar este principio con entereza, abrazando al pasado y yendo hacia el futuro lanzándome hacia él con los brazos abiertos.
Estrenar unos zapatos, andar por un camino nuevo, ver el primer capítulo de una nueva temporada, enamorarse, tomar el primer sorbo de café por la mañana tienen su novedad y hay que llevar este espíritu hacia el resto del día, de la tarea emprendida, de la semana, del año, vaya de la vida misma y ahí es donde radica para mí la resistencia de la propia experiencia de vivir.
Que este año, esta fuerza con la que iniciamos, esta entereza como la llamo yo, estas ganas de cumplir todo lo que nos prometemos a nosotros mismos y a los que amamos nos lleven todos los días a ser mejores, a ser más honestos y más humildes y entonces mucho más humanos. Sólo así, podremos ver al mundo todos los días por primera vez como si fuera nuevo a diario. Que el derecho de vivir un día nuevo todos los días, y de cumplir todo lo que deseamos se haga realidad. Del país, ya luego hablamos…
argeliagf@informador.com.mx • @argelinapanyvina