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“Aniversario luctuoso”

El día de hoy debe conmemorarse un aniversario más del fallecimiento por angina de pecho del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez García, sin duda uno de los más trascendentes mandatarios en la historia de nuestro país. Nacido en San Pablo Guelatao, Oaxaca, el 21 de marzo de 1806 -perteneciente entonces a la Nueva España-, llegó a la presidencia de la República el 21 de enero de 1858, cargo que ocuparía hasta su muerte, un 18 de julio de 1872.

Controvertido, perteneció a la que a mi juicio fue una de las generaciones más brillantes de personas que ha tenido nuestro país y ejerciendo su mandato algunos años de gran dificultad, por haber hecho un arduo peregrinar por todo México y con riesgo de perder la vida en muchas ocasiones, como la acontecida en nuestra ciudad el 14 de marzo de 1858, a poco de haber ascendido a dicha posición.

Se encontraba en esta ciudad acompañado por su gabinete y se hospedaban en Palacio de gobierno, y al cambiar la guardia ingresó una dirigida por el coronel Antonio Landa, quien al saber que los conservadores habían triunfado en Salamanca, decidió chaquetear a la causa constitucional que Juárez lideraba y pasarse al bando conservador, aprovechando el hecho de que su suegro era general de dicho grupo, lo que debe reflejarnos cómo las propias familias estaban divididas en ambas facciones.

Los liberales estaban en poder de la ciudad y en cuarteles cercanos a palacio se encontraban, entre otros, en San Agustín, Camarena y Contreras Medellín, y en San Francisco, Cruz Aedo. En palacio estaba Juárez con Melchor Ocampo, don Manuel Ruiz, don León Guzmán, el general José Silverio Núñez y una veintena de funcionarios que lo acompañaban y a quienes el capitán Filomeno Bravo les hizo saber que estaban presos; pero no siendo una gran fuerza la que estaba en Guadalajara, esperaban los partidarios de los conservadores a Osollo, recién triunfante en Salamanca y los liberales aguardaban lo que había quedado del ejército de Parodi.

Pero se platicaban las condiciones de liberación y el máximo peligro de muerte se dio el 14, en que se efectuaba una tregua para tratar en San Agustín y Aedo trató de tomar un cañón con treinta hombres, lo que no logró, retirándose pero haciendo que la gente de Landa pensara que lo de la tregua era una trampa y Pedraza, llegando donde estaban los prisioneros, ordenó formar el cuadro. Y aquí es donde varía la historia, desde la más bonita, en que Santos Degollado, en defensa del benemérito, exhorta a la tropa diciéndoles: “Los valientes no asesinan” -que él mismo es el único que afirma que así fue-, hasta otros que dicen que Peraza fue quien ordenó formar el cuadro, no tenía mando para hacerlo y otra versión en que a Landa lo convencieron con una buena cantidad de billetes.

Así que hoy, que coincide con la fecha de la muerte del prohombre, quise recordar ese suceso acontecido en nuestra ciudad y dejo que cada quien crea lo que considere acerca de la verdad histórica, tomando en cuenta que por lo general predominan en la narración los intereses del que escribe.

@enrigue_zuloaga

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