Ampliar Vallarta, una propuesta seria vs el ninguneo tapatío
En vez de bailar tanto el Jarabe Tapatío, en los tiempos que corren impera el Ninguneo Tapatío. ¿En qué consiste este singular baile? En invisibilizar las propuestas y las interpelaciones de los ciudadanos. Tanto las autoridades como el personal en general. Vaya, ni siquiera una nota menor en los frecuentes discursos del Gobernador de Jalisco o del último de sus corifeos. Lo mismo pasa en el municipio de Guadalajara.
Hace unas semanas se planteó en esta columna la conveniencia de ampliar la Avenida Vallarta en favor de los miles de transeúntes que por allí circulan. ¿Cómo? Tomando los dos carriles exteriores y ampliando las banquetas colocando ahí bebederos, juegos infantiles, puntos de aerobics para todo mundo, cámaras de seguridad, semáforos peatonales, muchas bancas discretas, iluminación para las banquetas, paneles de información, kioscos de flores y de periódicos, y una ciclovía. Y muchos árboles (aproximadamente 20 por cuadra, o sea 400).
El chiste es conciliar el tráfico rodado con las nuevas condiciones, canalizando el actual tráfico a La Paz, gran calle que está subutilizada (y a otras calles menores y ahora también subutilizadas.) Luego, reducir a dos carriles automotores, uno en cada sentido, para que los coches cuyos dueños lo desean realicen recorridos oriente-poniente y poniente-oriente a poca velocidad. Es decir, hacer de Vallarta una zona 30. La medida iría desde Federalismo hasta la Minerva, y si se puede, más allá.
Está comprobado que las circulaciones en ambos sentidos, como las ramblas de Barcelona, dan mucho más sentido y amenidad a los trayectos. Y además todos los empresarios del corredor van a ganar más dinero. Es importantísimo meter al orden, por ejemplo, a una buena tienda de artículos de fotografía que está entre Lafayette/ Chapultepec y Marsella. Y así con todos los demás, es necesario hacer un intenso trabajo de imagen urbana.
Piénsese en el Paseo Montejo de Mérida, en el Paseo de la Reforma, en los mismísimos Campos Elíseos, en Unter der Linden de Berlín, en las ya mencionadas Ramblas catalanas. Si bien la sección de Vallarta es menor, pudiera, por la calidad del patrimonio de la calle, lucir dignamente frente a esos ejemplos.
Quien ni siquiera responda a otras columnas, ni en público ni en privado, haga el inmenso favor de esta vez sí hacerlo. Gobernador de Jalisco, Alcalde de Guadalajara y subalternos y ciudadanos que vengan al caso. Aquí los espero con mucha cordialidad y respeto.