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Altos Hornos, Lozoya y las venganzas

El día martes nos enteramos que el señor Ancira, director de Altos Hornos de México, fue detenido en Mallorca, España, cumpliendo un mandamiento internacional. Igualmente se supo que existe ficha en contra del ex director de Pemex Emilio Lozoya quien, cuando esto se escribió debía de estar a salto de mata.

Ante esto hubo dos posturas dominantes: una fue aplaudir lisa y llanamente la noticia; pero también hubo quien denunció que estas acciones legales se tratan de una venganza personal del señor Napoleón Gómez Urrutia.

A esto hay que preguntarse ¿importa verdaderamente si es o no una venganza? Porque si hicieron los crímenes que les están imputando el que la razón de su detención estuviera acompañada de una animosidad por parte de un poderoso miembro del gobierno debería de ser irrelevante. Lo verdaderamente trascendente es que se cumpla la ley.

En el desarrollo de la gestión de Emilio Lozoya podemos encontrar numerosos escándalos que tienen como eje en común raterías. Nadie lo acusa de delitos sexuales, de violar sepulturas, de causarle lesiones a otra persona o alguna de las múltiples conductas que se sancionan. La acusación, de diversos actos, es por lo menos consistente, el tipo era aparentemente un ladrón.

Así, si aquello de lo que acusan a Lozoya que hizo en contubernio con funcionarios de Altos Hornos es cierto, no hay más que aplaudir seriamente la acción del gobierno, independientemente de que sean o no venganzas.

¿Que será necesario entonces para mantener esa “calidad moral” de la que tanto pregona el señor López Obrador? Sencillo, que sigan cayendo detenidos aquellos que participaron en actos de corrupción. Que el balconeo en las conferencias mañaneras no sean el castigo; que no se diga ahí que Peña esto, que Calderón aquello, que Fox lo otro, sino que existan imputaciones penales concretas y casos bien armados.

Esa sería una prueba más clara de la determinación de combatir la corrupción. Lo del huachicol y la escasez de medicina queda claro que no era un combate, sino franca incapacidad y estupidez, así que aprovechemos ahora este ejemplo, para que quien se haya corrompido empiece a temer seriamente por su suerte.

Otra forma de mostrar la determinación de combatir la corrupción es que caigan algunos de los que forman parte del grupo y que evidentemente están lucrando con el poder. Supongamos que alguien vende medicinas a sobreprecio y consigue que le veten de las licitaciones a sus principales competidores, o, mejor aún, ni siquiera participar en las licitaciones y obtener millones de dólares en adjudicaciones directas. No sé, se me ocurre.

En fin, en lo que son peras o manzanas esta acción si se la aplaudo a López Obrador. Si este sexenio – como todo apunta a serlo – va a ser pésimo económicamente y, como siempre, terminen pagando los platos rotos los más pobres, por lo menos que se viole el pacto de impunidad que se tenía con los corruptos y acabe un montón de gente en la cárcel. Siquiera eso.

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