Ideas

Alicia Alonso

“Se inauguraba el amanecer. Todos los hechizos sombríos habían sido vencidos, Alicia Alonso había comenzado a bailar”. —José Lezama Lima.

El pasado 17 de octubre se cerró el telón de la étoile. Alicia Caridad Martínez del Hoyo nacía en La Habana, Cuba en el año de 1920 donde inició su preparación como bailarina a los 9 años de edad. Debuta profesionalmente con “La Bella Durmiente” de Tchaikovsky y después de casarse con Fernando Alonso, a los 16 años, llega a la ciudad de Nueva York donde continuaría sus estudios en la School of American Ballet. En 1943 sustituyó a otra grande, Alicia Markova y protagonizó “Giselle” de Adam uno de los papeles más importantes durante su carrera. Así pues, el mundo había visto nacer una estrella. Durante esa época (19551959) y con su nombre puesto en los renglones más altos de los carteles, trabajó de la mano de Yushkévich, Nijinska, Fokine, y Massine entre otros coreógrafos y bailarines presentándose en los grandes teatros del mundo.

Con el triunfo de la Revolución Cubana y de la mano de su amigo Fidel, la compañía que ella había fundado como Ballet Alicia Alonso toma el nombre de Ballet Nacional de Cuba. Alicia empieza a trascender, su carrera evoluciona y se convierte en coreógrafa y pedagoga. Junto a Fernando Alonso y la entrañable Ramona de Saa, crean la metodología cubana que es el gran proyecto y sueño que la consagró como la inmensa artista que fue. Desde Paseo del Prado generaciones de bailarines, maestros y de maestros de maestros siguen graduándose cada año bajo la más estricta formación de lo que es la representación artística de la belleza.

Este mundo se ha quedado sin una de sus más grandes artistas. Decía que el arte es lo que le permite al hombre ver la vida a colores y no en blanco y negro. Le debemos Prado, el Ballet Nacional de Cuba, una sólida metodología, toda una generación de artistas que hoy forman en México y en el mundo bailarines. Le debemos la forma, el tesón de bailar contra todos los pronósticos (económicos, físicos, políticos) y el honor de bailar ballet desde un país “periférico” enalteciendo y respetando cada escenario. A la Prima Ballerina Assoluta la reciben sus Willis, Don José, Taglioni, el Dr. Coppélius, Fernando, Fidel, et al. El Ballet ha perdido a una de sus más grandes divas que vivirá a través de su legado. Aplausos de pie y ramos de flores, todos en tu partida, maestra.

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