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Alfaro y Lemus, sus contrastantes llegadas

A menos que ocurra una maniobra sorpresiva, los tribunales electorales confirmarán el triunfo electoral del candidato de Movimiento Ciudadano, Pablo Lemus Navarro, poniendo fin a un litigio postelectoral impulsado por la candidata de la coalición encabezada por Morena. De ser así, restan poco menos de dos meses para la asunción de Pablo Lemus como siguiente gobernador de Jalisco, y el contexto actual, comparado con la llegada de Enrique Alfaro Ramírez al poder hace seis años, no podría ser más contrastante. Las notables diferencias no hacen sino confirmar la debilidad política con la que Pablo Lemus está llegando a la conducción del Poder Ejecutivo de Jalisco.

Para empezar, Enrique Alfaro llegó al cargo luego de obtener una amplia mayoría en la elección de julio de 2018. El entonces candidato de Movimiento Ciudadano obtuvo 1,354,014 de votos que representó 39.05 por ciento de la votación total. Su principal adversario, Carlos Lomelí de Morena, obtuvo 857,011 y un porcentaje de 24.71 por ciento. La diferencia fue de casi medio millón de votos (497,003) y una diferencia de 14.34 por ciento. Este amplio margen no dio cabida a un reclamo electoral y le otorgó a Alfaro un fuerte impulso político de arranque.

En cambio, Pablo Lemus llega en medio de una elección muy competida y todavía impugnada ante tribunales electorales. El candidato de MC obtuvo 1,631,929 de sufragios que representan 44.25 por ciento del total, contra 1,445,644 (39.18 por ciento) de Claudia Delgadillo de Morena y partidos aliados. La diferencia es de 186,285 y 5.07 por ciento. Este margen estrecho ha dado pie a la impugnación de su triunfo electoral por parte de la candidata de Morena y prácticamente le cerró la posibilidad de ampliar acuerdos con el gobierno federal antes de la confirmación de su triunfo. Apenas esta semana logró un encuentro con la secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, que dio paso para la foto y la difusión de notas, pero está lejos de contar con un espaldarazo político más fuerte de parte de otros actores relevantes del nuevo gobierno de la Cuarta Transformación.

Pero hay otros contrastes entre la llegada de Enrique Alfaro y el contexto adverso en el que está llegando Pablo Lemus. Alfaro llegó con una holgada mayoría legislativa, gobiernos de MC en toda la Zona Metropolitana (48 presidencias en todo el estado), y esa fuerza propició que Alfaro llegara con proyección política nacional propia que incluso le hizo promoverse como un líder opositor a Andrés Manuel López Obrador y en clara confrontación con el proyecto de la 4T. Recuérdese que desde antes de asumir como gobernador pretendió articular un discurso federalista para tratar de contrastarlo con la centralización política impulsada por López Obrador. Un vestigio de ese intento fue la llamada Alianza Federalista que conformó con otros diez mandatarios opositores. A la distancia, se puede ver que ese proyecto fracasó, pero en su momento intentó convertirse en líder opositor de alcance nacional. En Jalisco, entre tanto, Alfaro era el líder indiscutible de MC y de su grupo político en el estado.

¿Cómo llega Pablo Lemus, en cambio? Como segunda minoría legislativa (11 diputados vs 19 de Morena y aliados), con gobiernos de MC en la mitad de la ZMG, debilitado políticamente en el panorama nacional por el conflicto naranja entre Alfaro y Dante Delgado y porque, a pesar de intentarlo, todavía no tiene buena relación con la nueva presidenta Claudia Sheinbaum. Lemus está muy lejos de tener la proyección política nacional que en su momento tuvo Alfaro. Por eso, a diferencia de Alfaro, que buscó confrontarse con AMLO, ahora Lemus se conforma con que lo reciba la presidenta. En cuestiones internas, Lemus es líder ahora del proyecto de MC, pero no indiscutible y no único.

Todas estas diferencias y contrastes marcan un contexto político distinto de arranque de sexenio, lo que le impide contar con una cómoda gobernabilidad. Lemus tendrá qué tener mucha mano izquierda para negociar con todas las fuerzas políticas del estado, empezando en el Congreso del Estado, con los alcaldes de otros partidos y otras fuerzas. Quizá el nombramiento de Héctor Raúl Pérez Gómez (ex director de los Hospitales Civiles), sea el atisbo de un acuerdo con el grupo que gobierna la Universidad de Guadalajara. Esa debilidad política con la que llega le obliga a ganar terreno atendiendo y resolviendo los principales problemas que se tienen en el estado, en primer lugar la crisis humanitaria por la desaparición de personas y la crisis forense.

rubenmartinmartin@gmail.com

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