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Alfaro se equivoca: iban por Susana Carreño

La mañana del viernes, la periodista Susana Carreño abordó su camioneta Jeep roja tras entrevistar en vivo a miembros del Ejido Puerto Vallarta por su oposición a un desarrollo inmobiliario: «Vienen, construyen y se van. Si no nos ponemos las pilas todos, nos vamos a quedar con una devastación», criticó Susana al aire tras informar a su audiencia, y probablemente a sus atacantes, su ubicación exacta.

Apenas arrancó su camioneta Jeep roja cuando otro vehículo, una Jeep Grand Cherokee gris de más de un millón de pesos, la impactó detrás, del lado izquierdo. Ella y el copiloto bajaron del vehículo. Susana tocó la ventanilla del otro conductor, pero no abrió. Entonces todo sucedió en segundos.

Apareció una moto con dos jóvenes empistolados y la mitad del rostro cubierto. Sometieron a Susana y a su acompañante tras golpearlo por grabar con su celular (mismo que le quitaron). Los sometieron y tiraron boca abajo en la banqueta.

«No, por favor no, no», expresó Susana mientras su acompañante estaba contra el suelo, sin poder ver. En ningún momento escuchó que la periodista se resistiera o expresara algo para provocar la reacción brutal de los atacantes.

Los agresores usaron un cuchillo de cocina que abandonaron en el lugar. Intentaron degollar a Susana, y le perforaron la yugular. También le asestaron una puñalada en el vientre que le perforó bazo, riñón e intestino. La dieron por muerta. Pero Susana sobrevivió milagrosamente en parte gracias a que, mientras estuvo consciente, contuvo la hemorragia del cuello con su mano.

Cuando los agresores huyeron, la camioneta Jeep Grand Cherokee gris ya no arrancó porque la colisión dañó la rótula de la llanta. Por eso dejaron el vehículo y huyeron en la camioneta de la periodista, misma que fue hallada ese mismo viernes a 15 kilómetros del lugar.

Apenas dos horas y media después del hecho, Enrique Alfaro lamentó que la comunicadora hubiera «sufrido un ataque en un intento de robo en Puerto Vallarta». De esta forma, el gobernador “resolvió”, antes de concluir la investigación ministerial y de responder las preguntas que muchos nos hacemos, que el ataque a Susana no está ligado a su labor periodística.

Preguntas como: ¿Por qué abandonaron la camioneta de Susana con más de cien mil pesos en equipo que estaba en la parte trasera? ¿Quién usa una Grand Cherokee de más de un millón de pesos para cometer un asalto? ¿Qué papel podría tener en este ataque el cártel inmobiliario de Vallarta que acabó con la vida del ex secretario de Turismo estatal, el desarrollador Luis Felipe Tomé y probablemente del ex gobernador Aristóteles Sandoval?

¿Por qué el brutal ataque a una mujer de 63 años, bajita y que no opuso resistencia? ¿Qué se ha indagado de las amenazas que recibió Susana por su trabajo crítico al desarrollismo voraz en la costa? ¿Por qué si los agresores portaban pistolas, usaron un cuchillo abandonado al parecer a propósito en el lugar? ¿Fue para simular un robo?

El periodismo como el mejor oficio del mundo en el peor lugar del mundo: México. Jalisco, hasta ahora, estuvo al margen de estos ataques, pero el atentado contra Susana nos acerca más a esa realidad.

Lo mejor es que la Fiscalía General de la República atraiga el caso. Como colega de Susana y periodista, es duro pero hay que aceptarlo, desconfiamos de la imparcialidad, voluntad política y capacidad del gobierno del Estado.

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