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Alfaro, informe y Línea 4

Sin pena ni gloria, en parte por la pandemia de COVID-19 y la coincidencia con las elecciones más participadas y reñidas de la historia reciente en Estados Unidos que nos tuvieron a todos en el borde de la butaca como si fuera una película de James Bond, Enrique Alfaro rindió el viernes su segundo Informe de gobierno ante el Congreso del Estado.

Es cierto que los informes de gobierno tienen cada vez menos importancia, pero no recuerdo ninguno que hubiera merecido tan poca atención. Ante el desgaste de aquellos rituales fastuosos con besamanos incluido de los años setenta y ochenta o aún los choros de gobernadores recientes, con seiscientos invitados para demostrar músculo, un informe discreto -por la razones que haya sido- como el del viernes se agradece infinitamente.

Una de las cosas que destacó el gobernador Alfaro en este su segundo año de administración es que ya está listo el proyecto de la Línea 4 a Tlajomulco; solo falta que el gobierno federal le ponga el dinero (nada más). Como evidentemente esto no va a suceder en el próximo año, y probablemente en todo el sexenio, vale la pena discutir el modelo por el que está apostando esta administración.

Ya hemos dicho que no tiene sentido una Línea 4 del Tren Ligero si esta no conecta en algún punto con otra de las líneas ya existentes.

Ya hemos dicho que no tiene sentido una Línea 4 del Tren Ligero si esta no conecta en algún punto con otra de las líneas ya existentes, en este caso la Línea 1: que conecte con el Macrobús, que es como está planeado, no hace sistema. En realidad, lo que llaman Línea 4 es una especie de tranvía a nivel que podrá acercar a la ciudad a los habitantes de los valles de Tlajomulco, y está muy bien, pero no es una Línea 4 de Tren Ligero como el que conocemos actualmente.

Pero más allá de detalles técnicos que tendrán que resolverlos los que saben, la pregunta es cómo financiamos el desarrollo de transporte masivo en momentos en que claramente no estamos en las prioridades del gobierno federal. La única opción de obtener esos 12 a 15 mil millones de pesos que cuesta este proyecto sería deuda pública. Ya lo hicimos con la Línea 2 en los años 90 y es momento que seguimos pagando esa deuda. Visto en retrospectiva fue una buena decisión, aunque con los criterios actuales para contratación de deuda es probable que ese proyecto no hubiera calificado, pues los aforos fueron sobreestimados. Pero los márgenes del gobierno de Alfaro para contratar más deuda están agotados. Los 6,200 de este año más los 5 mil del año pasado prácticamente dejaron al gobierno de Alfaro sin posibilidad de hacerlo.

En concreto pues, lo que nos informó el gobernador es que en los cajones de alguna dependencia está un proyecto esperando mejores tiempos. En el inter hay que pensar cómo resolver el problema del transporte en el sur de la ciudad que es lo realmente importante.

diego.petersen@informador.com.mx
 

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