Alfaro fuera de la alcaldía: precandidato
En la entrega anterior de Palestra 20, compartimos detalles de la inesperada designación “por unidad”, al estilo del PRI, de Miguel Castro Reynoso como aspirante único a la gubernatura. En el transcurso de una semana el mecanismo electoral se aceleró en la posición política confrontada con el priismo: Movimiento Ciudadano (MC), y desde el domingo 17 de diciembre Enrique Alfaro Ramírez ya no está al frente de la alcaldía de Guadalajara; oficialmente es el precandidato naranja a la gubernatura.
Llegó, con toda la carga del cliché, la hora de la verdad.
Alfaro se tomará unos días de descanso (hasta el viernes 22 de diciembre), y en plenas festividades de Navidad entrará de lleno a su segunda contienda por la gubernatura de Jalisco. Hace casi seis años, en 2012, fue candidato y le sacó un susto tremendo al aspirante priista de entonces, Aristóteles Sandoval Díaz. El candidato tricolor ganó la contienda, pero Alfaro lo derrotó en la zona metropolitana; la alianza con el Partido Verde marcó la diferencia.
¿Qué es distinto ahora?
Lo primero es que el Alfaro de hoy es un candidato más preparado, con cinco años adicionales de experiencia, pues cuando fue candidato a la Presidencia Municipal de Guadalajara la meta ya estaba marcada en 2018. Otro rasgo positivo, y quizá mucho más importante que su trabajo personal, es la estructura partidista que le han construido. En esta ocasión Alfaro no necesita aliarse con personajes políticos de otro partido, como sí lo hizo en 2012 con el entonces gobernador Emilio González Márquez.
Cabe la aclaración: no es que ahora no tenga aliados. Los consiguió al por mayor, en los sectores empresarial y político. La alianza más notoria (y para sus rivales la más criticable), es la que consolidó con Raúl Padilla López, cabeza del grupo político dominante en la Universidad de Guadalajara. El rival del pasado es ahora su garante.
Sobre la estructura partidista, poco reconocido es Guillermo Medrano, pero el hoy coordinador de Movimiento Ciudadano en Jalisco ha laborado diligentemente durante cinco años y le entrega a Alfaro y los personajes dominantes en MC (Ismael del Toro, Clemente Castañeda y Alberto Uribe, entre otros) una estructura enorme. El partido naranja está presente en todos los municipios del Estado y tendrá representantes en todas las casillas estatales el próximo 1 de julio; no solo representan una garantía para Alfaro y sus propósitos, sino que también promoverán y reunirán el voto mayoritario para MC como partido político nacional. Dante Delgado, presidente del partido, debe tener en gran estima a Medrano.
¿Y los negativos? Vaya que Alfaro los tiene. Y como suele pasar con liderazgos de su tipo, está predispuesto a no aceptarlos; incluso, para él son virtudes.
Pueden sintetizarse en unas palabras: empeñado en ver en cada acto suyo un evento histórico, decidió que toda oposición a sus decisiones como alcalde y líder están fundadas en una resistencia política que amenaza su misión de cambio y refundación.
Entre los rasgos que más exige la sociedad actual en sus gobernantes están la tolerancia, la capacidad de atender y conciliar.
¿Habrá entre sus colaboradores alguno que se atreva a hacérselo ver?
El escenario presenta una tendencia, pero el resultado final aún se construye.