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Alfaro en la Hora del Angelus

Enrique Alfaro dará una rueda de prensa todos los lunes a las 12:00, a la hora del Angelus, como solía llamarse al medio día en la cultura católica, pues, de acuerdo con la tradición de origen medieval, en el cenit debían tocarse las campanas de los templos y conventos y los fieles, estuvieran donde estuvieran, rezar tres Ave María en recuerdo de la anunciación. La hora del Angelus se llamó el extraordinario programa Alberto Gómez Barbosa en Radio Metrópoli todos los días en punto las 12:00, y así le llama a la rueda de prensa que, de lunes a viernes, al igual que la Mañanera, da la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo.

La presencia del gobernador Enrique Alfaro frente a los periodistas una vez por semana, tras casi tres años de desprecio a los medios de comunicación, es una buena noticia. Sin duda la medida tiene más que ver con una estrategia de imagen que con un acto de rendición de cuentas, se trata por supuesto de incrementar la presencia mediática del gobernador, pero ganamos todos.

La presencia del gobernador Enrique Alfaro frente a los periodistas una vez por semana, tras casi tres años de desprecio a los medios de comunicación, es una buena noticia

Si algo hacía bien Enrique Alfaro en su época de candidato y aún de alcalde de Guadalajara fue ser frontal y claridoso. Esas dos características de su comunicación lo hicieron ganar adeptos. Alfaro confrontaba, con razón o sin ella, pero siempre estaba. En sus primeros años como gobernador hizo todo lo contario: se volvió un personaje hosco, regañón, poco tolerante a la crítica, alejado de los medios y también de la gente. En estos años toda la comunicación se ha hecho a través de redes sociales y en ambientes controlados y el equipo de comunicación se encarga de comprar dos o tres portadas de periódicos para que el gobernante vea reflejadas sus palabras en el espejo de la auto ficción.

El cambio en la lógica de la comunicación gubernamental obedece, pues, a una necesidad política. Cualquier aspiración nacional, sea como candidato o como parte de un grupo opositor, como lo ha dicho el propio gobernador, pasa primero por lo local. Estar frente a los periodistas todas las semanas le permitirá a Alfaro no sólo transmitir la información gubernamental que él considere importante, sino escuchar, a través de las preguntas de los reporteros, las preocupaciones de la opinión pública. Pero lo más importante es que, si lo hace bien y consistentemente, le permitirá romper con el Síndrome de Palacio, esta visión de la realidad mediada por la burbuja de poder que se crea alrededor de los gobernantes y que en el caso de Enrique Alfaro es particularmente pequeña e influyente.

La hora el Angelus alfarista será un ejercicio positivo para gobernantes y gobernados, y es un cambio de estrategia que probablemente veamos también reflejado en relevos dentro la estructura gubernamental.

diego.petersen@informador.com.mx
 

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