Alfaro embiste nuevamente contra su ex aliado Padilla
Como si se tratara de la conmemoración del primer año de la última, pero enésima fractura entre alfaristas y padillistas, a veces aliados, a veces adversarios, esta semana escaló el conflicto entre el gobierno del estado y la Universidad de Guadalajara (UdeG), al tomar como arena el inicio de obras para la construcción de nuevos espacios universitarios y para el mantenimiento de algunos ya existentes.
Como se recordará, fue en agosto del 2021 cuando vino el rompimiento por la forma unilateral en la que el gobierno estatal reasignó 140 millones de pesos que la UdeG ya había destinado para la conclusión de la primera fase del Museo de Ciencias Ambientales, y los trasladó para el inicio de la construcción del Hospital Civil en Tonalá.
De aquella fecha hasta hoy, aunque se han registrado intentos de acercamiento y negociación entre el gobernador Enrique Alfaro y el rector general Ricardo Villanueva Lomelí, al final no se ha llegado a nada y las hostilidades entre ambos bandos no han hecho más que crecer.
El último episodio de este conflicto inició esta semana que bajo el lema “Obras son Amores”, el gobernador dio el banderazo para la construcción de la preparatoria de Tlajomulco sin invitar al rector general ni a ninguna otra autoridad universitaria. Al día siguiente hizo lo mismo para anunciar trabajos de mantenimiento en un Centro Universitario acompañado del alcalde tapatío, Pablo Lemus. Desde lo ocurrido en Tlajomulco, tanto el rector como César Barba, encargado de las prepas de la UdeG, le reprocharon el desplante institucional, el maltrato presupuestal y esa provocación, vía redes sociales.
Pero el pleito se puso ayer al rojo vivo cuando Alfaro supo de un grupo de jóvenes universitarios que lo esperaban a las afueras del predio donde se construirá la prepa de Tonalá para reclamarle mayor presupuesto para la universidad, y grabó un video que difundió en sus redes sociales en el que acusó a “Raúl Padilla y su camarilla de truhanes” de haber manipulado a esos estudiantes para que protestaran; de no querer aulas sino obras para “los negocios” del ex rector; y en el que advertía que ese grupo no volvería a someter al gobierno.
Lo dicho, como hace casi 12 años lo hizo por primera vez el gobernador Emilio González Márquez, ahora Alfaro quiere capitalizar el rentable y pertinente discurso de exigir mayor transparencia y gobernanza democrática en la UdeG. Pero la resonancia y potencia de estos reclamos nunca será la misma que alcanzó en su momento el gobernador panista, y ni siquiera la que alcanzó él mismo cuando enfrentó por primera vez a Padilla en Tlajomulco en 2010, simple y sencillamente, por la relación pendular que ha tenido con el líder del grupo político que ha controlado la UdeG más de 30 años, y porque en varios momentos de su ruta política se ha aprovechado de ese poder y vicios que hoy denuncia.
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