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Alfaro-Padilla, ¿péndulo sin retorno?

Mucha tinta ha corrido para documentar los encuentros y rompimientos entre el líder político del grupo que domina la Universidad de Guadalajara desde hace más de tres décadas, el ex rector y presidente de la Feria Internacional del Libro, Raúl Padilla López, y Enrique Alfaro, desde que hace más de una década y media decidió renunciar al PRI e incorporarse a las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que desde aquel entonces dominaba también el Grupo UdeG, contra el que hoy nuevamente se enfrenta.

La desconfianza entre ambos personajes ha estado siempre latente. De parte de Alfaro, el recelo viene desde muy joven por los malos términos en los que quedó su padre Enrique Alfaro Anguiano, cuando le entregó la rectoría de la UdeG justo a Padilla en el ya lejano 1989. Prueba de ese conflicto fue que Alfaro hijo, al terminar de estudiar en la Preparatoria 5, tuvo que dejar la universidad pública para irse a estudiar Ingeniería al ITESO.

Como ya le he relatado aquí, ese resentimiento por considerar injusto el trato que se le dio a su padre pareció diluirse en la medida que el pragmatismo a ultranza empezó a definir su estilo y formas de hacer política. Por eso llegó al PRD, donde se hizo diputado local y de ahí logró en su segundo intento la presidencia municipal de Tlajomulco en 2010, apoyado por el padillismo. Vino luego un nuevo pleito entre ambos por el reparto de posiciones en ese ayuntamiento, que se superó nuevamente en cuanto ambos se necesitaron para, ya desde el partido Movimiento Ciudadano, hacer una alianza con el PRD en el Congreso en 2012 para hacer un contrapeso al PRI. Desde ese momento, y hasta la llegada de Alfaro a la gubernatura en 2018, fueron prácticamente de la mano. Para la intermedia del 2021, esa alianza no se refrendó y el Grupo UdeG impulsó la creación del partido estatal Hagamos, que aunque no cayó muy bien al alfarismo, no causó una fractura sonora como la que se dio en agosto pasado por la quita presupuestal de 140 millones de pesos para la conclusión de la primera fase del Museo de Ciencias Ambientales.

Queda claro, pues, que la de Alfaro y Padilla ha sido una relación pendular, de encuentros y desencuentros según la coyuntura política que beneficie a sus intereses y proyectos personales y de grupo. 

Habrá que ver si luego de la embestida de Alfaro contra el Grupo UdeG, ayer en un desplegado que también firmaron el Poder Legislativo y el Poder Judicial (dejando en entredicho su independencia ante el Poder Ejecutivo) hay o no punto de retorno luego de la megamarcha de mañana o si esta vez el choque de trenes se da hasta sus últimas consecuencias.

jbarrera4r@gmail.com

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