Ideas

Alegrías o preocupaciones y tristezas

Después de celebrar una Semana Santa y disfrutar de unas vacaciones que llevan a una reflexión seria es momento de ver qué somos, qué queremos y hacia dónde vamos.

Una vez escuché a un maestro hablar de cierto tema interesante acerca de la aceleración que se daba en todos los ámbitos del universo y que se reflejaba también en el comportamiento de los seres humanos.

Ciertamente la aceleración puede darse a los más diversos niveles, como lo hemos ido constatando a lo largo de los últimos años del siglo pasado y los que llevamos del presente.

No obstante, hay síntomas que superan los límites de lo racional y rompen los esquemas de lo que significaría verdaderamente progreso y elevación del ser humano.

Uno de los temas candentes en la actualidad es precisamente: La Reforma Educativa. Aunque yo no pertenezco al gremio, lo he observado muy de cerca en familiares cercanos desde que me acompaña la memoria.

Antes veía a los maestros empeñados en preparar los temas de la clase que impartirían a sus alumnos… Ahora me los encuentro enfrascados en un sinfín de papeleos llenando formularios, y redactando informes que dan más la impresión de medios para conseguir más presupuesto.

Y eso de criticar y desobedecer, rebelarse, comentar y tergiversar, y hasta acusar a los mayores, no es exclusivo de los ámbitos políticos, se infiltra a todos los niveles y llega incluso a las familias, donde los menores cuestionan y enjuician las observaciones de sus padres y maestros en forma insolente y sin respeto alguno.

También en las noticias hay temas como para preguntarnos seriamente qué sucede en nuestro mundo y en nuestro país. Me ha dejado asombrada la noticia de que uno de nuestros ex-presidentes tiene un nuevo proyecto muy interesante y productivo.

Y no puedo menos que abrir el interrogante para saber si es la misma persona que hace años se nos presentaba como una esperanza y creímos que verdad de esperanza para un cambio que elevara nuestros niveles humanos.

Sin duda a muchos de los que en aquel entonces apostamos por su proyecto de Nación, hoy nos extraña y hasta nos alarma que se dedique a un cultivo de mariguana, dañino para la salud y la superación de los seres humanos, en especial de la juventud y no en cooperar al deterioro de sus facultades.

Que la droga se acepte como algo inevitable no quiere decir que se promueva y se aliente legalmente a consumirla. Al contrario, caminamos hacia etapas críticas en que lo razonable es fomentar cultivos de alimentos que suplan las chatarras y lo artificial que veces en vez de hacer bien, daña la salud.

Deberíamos alzar la voz… pero si a nadie le importa…

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