Ideas

Aeropuerto Felipe Ángeles: triunfo de AMLO

El Presidente Andrés Manuel López Obrador lució feliz. No se le notó ni la desvelada, porque hasta en eso quiso salir ganador y se levantó a las 4:00 de la mañana para llegar en menos de 40 minutos desde Palacio Nacional hasta el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, ahora conocido como el AIFA. Para él, un triunfo total, un sueño hecho realidad. Vamos… hasta la señora Beatriz Gutiérrez Müller bromeó, haciendo señas como si peinara el copete del ex Presidente Enrique Peña Nieto. “Me salió del alma”, dijo después.

Sí, indudablemente un triunfo político para el Presidente de la 4T, y una victoria para el Ejército Mexicano, que se consolidó como el gran constructor de la presidencia.

La historia, ya se sabe, comenzó cuando López Obrador era apenas candidato presidencial electo. No tenía el poder legalmente. Pero de facto, empezó a gobernar y Peña Nieto lo dejó actuar sin hacer gestos. Se organizó la consulta popular “patito”, se cancelaron los trabajos multimillonarios del aeropuerto en Texcoco y el ganador de la elección dialogó con los empresarios a los que había acusado de participar en la obra más corrupta del sexenio; los perdonó a todos, les prometió inversiones en la que iba a ser su propia obra y así comenzaron las cosas.

No pasaron ni tres años y el aeropuerto se inauguró.

Había premura, naturalmente, porque el 10 de abril se realiza la jornada de revocación de mandato y el primer domingo de junio se votará para elegir a seis nuevos gobernadores.

¿Que aún había obras pendientes y ni siquiera un hotel certificado? ¿Que hubo apenas 20 vuelos programados y se iniciaron las operaciones sin apenas tráfico? ¿Que el país aún está degradado por la aeronáutica norteamericana, por lo que no hay, desde el AIFA, intercambio aéreo con ninguna terminal estadounidense, nuestro principal socio y destino? ¿Qué aún queda pendiente un eficiente sistema de transporte desde la Ciudad de México para no tardar más en llegar al aeropuerto que al destino de vuelo?... Para estas y muchas preguntas, la respuesta es “no importa”.

“¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”, resonaban los gritos a la llegada del Presidente López Obrador, que seguro ni se enteró que a falta de comerciantes establecidos en los locales vacíos de la terminal, se instalaron comerciantes ambulantes con souvenirs y antojitos (las crónicas relatan que la comida de mayor éxito fueron las tlayudas oaxaqueñas).    

El nuevo aeropuerto fue más barato que el que se levantaba en Texcoco, pero para los estudiosos del futuro posterior a 2024, quedará definir si las pérdidas por la cancelación del proyecto de Peña son superiores a 330 mil millones de pesos, o sólo los 113 mil millones que se argumentaron después.

Sí… hay muchas críticas para el nuevo aeropuerto, el más grande del país. Pero el Presidente ganó su apuesta.

Seguramente se sintió otra vez, como en la noche de la jornada electoral de junio 2018 en la que se proclamó vencedor de las elecciones; como en la jornada del 1 de diciembre de 2018, cuando asumió el cargo y portó la banda presidencial.

Y ahora le faltan sus otros dos megaproyectos, las otras expresiones de su omnipotente voluntad: la refinería de Dos Bocas, Tabasco, y el Tren Maya.

Síguenos en

Temas

Sigue navegando