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Adiós al alfarismo 

El proceso de sucesión a la gubernatura de Jalisco este año y que se define en 2024, marca políticamente el fin del alfarismo como corriente política predominante en Jalisco. Aunque siga la marca Movimiento Ciudadano (MC), ya no será hegemónica la corriente alfarista, es decir, la corriente que fundó y encabezó el gobernador Enrique Alfaro Ramírez.

El gobernador de Jalisco nace en una familia con poderosos vínculos con la clase política y empresarial del Estado. Es hijo de Enrique Alfaro Anguiano, ex rector de la Universidad de Guadalajara de 1989 a 1995. Políticamente, Enrique Alfaro Ramírez se formó dentro del PRI, y al comienzo de su carrera se desempeñó como asistente cercano del empresario y político Raymundo Gómez Flores.

Enrique Alfaro sale del PRI y se afilió al PRD, donde se convirtió en diputado local de 2007 a 2009. Posteriormente llegó a la presidencia municipal de Tlajomulco de 2010 a 2011 donde rompe con el PRD, con Raúl Padilla López (jefe del grupo de la UdeG) y crece políticamente con el respaldo del gobernador panista Emilio González Márquez. Desde la Alianza Ciudadana, Enrique Alfaro y su grupo compiten por la gubernatura de Jalisco en 2012, que perdió frente al priista Aristóteles Sandoval.

Durante tres años se fortalece como el opositor más crítico del Gobierno de Sandoval y se postula para presidente de Guadalajara en 2015, donde arrasa. En 2018 compite por segunda vez por la gubernatura y MC se convierte en el partido más votado en Jalisco.

El primer trienio de Alfaro en la gubernatura marca su momento de mayor crecimiento político, gracias a la plataforma de la gubernatura y con el diseño de una estrategia que intentó promoverse como el principal opositor al Gobierno de la Cuarta Transformación. Para ello propuso la renovación del pacto federal e impulsó la Alianza Federalista con una docena de mandatarios del PAN y del PRI.

Ese año de las elecciones intermedias, 2021, marcó el punto más alto de poder en Jalisco y en Movimiento Ciudadano para el alfarismo. Esta corriente ganó las elecciones en el Estado y colaboró para que MC ganara su segunda gubernatura en Nuevo León con Samuel García, y la presidencia de Monterrey con Luis Donaldo Colosio. La salida inesperada de la contienda de Ismael del Toro trajo como consecuencia un cambio estratégico en el alfarismo: la llegada de Pablo Lemus a la alcaldía de Guadalajara.

Justo en el momento en que Alfaro ganaba más posiciones y poder (el control en Jalisco, influencia en Nuevo León, y amplia influencia en MC) es cuando Alfaro se debilitó políticamente. Quizá sin proponérselo, pero al impulsar las candidaturas de Samuel García, Luis Donado y Pablo Lemus, Alfaro se rezagó en sus objetivos: la candidatura presidencial y el control de las candidaturas en Jalisco.

Ahora con la renuncia de las cartas del alfarismo a la gubernatura (Clemente Castañeda, Alberto Esquer, Salvador Zamora y Verónica Delgadillo), y la confirmación de la candidatura de Pablo Lemus, el declive del alfarismo será inminente.

La debilidad política de Alfaro se manifiesta ante su incapacidad para conseguir los objetivos políticos que se había propuesto desde 2021, tras las elecciones intermedias: conseguir la candidatura presidencial y decidir un candidato a gobernador más afín al alfarismo. Al final Alfaro no consiguió ni una ni otra. Además perdió el pulso político por el control de MC nacional ante el fundador y dueño de la franquicia naranja, Dante Delgado.

Aunque algunos opinólogos lo consideran el político más importante de los años recientes de Jalisco, lo cierto es que Alfaro se va dejando varias promesas o proyectos truncos como la apuesta por la Refundación de Jalisco, la propuesta de una nueva Constitución estatal, el nuevo pacto federalista y finalmente sus apuestas políticas: ser candidato presidencial y definir a su antojo la sucesión a la gubernatura y los principales cargos públicos de Jalisco, lo que no ocurrió como dejaron ver las intensas negociaciones y la intervención explícita del presidente nacional de MC.

Por eso, Alfaro se va debilitado políticamente y desprestigiado ante la opinión pública por los diversos pasivos que deja a la sociedad jalisciense, en primer lugar la grave crisis por desaparición de personas que existe en la Entidad.

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