Ideas

Adiós a la escuela tradicional… ¿será para bien?

Con independencia de lo que digan los “juncionarios” de Gobierno, sanitarios, educativos y los encargados de la economía, acerca del posible regreso a clases presenciales a partir del próximo 25 de enero del 2021 en nuestra Entidad, la verdad de las cosas es que el “mundo educativo” en nuestro país no volverá a ser el mismo luego de la terrible pandemia que significa el COVID-19, con toda su estela de muertos, afectados, contagiados y atemorizados ciudadanos…por lo que será necesario decir adiós a la escuela tradicional.

Para muchos mexicanos -entre los cuales me cuento- el camino a seguir es todavía incierto, sobre todo porque para que una política pública pueda ser evaluada técnicamente, lo adecuado es permitir un lapso de al menos 20 años de operación de la misma, pero como en nuestro país cada seis años -o menos- emergen nuevos mesías con “ideas”, visiones u ocurrencias, además de una convulsiva ambición económica, tenemos que en materia educativa, lo más probable es que tengamos que decir adiós a la escuela tradicional, tal y como lo vivimos quienes hoy somos mayores de edad, por lo que sólo nos queda esperar que sea para bien.

La penúltima Reforma Educativa de México fue constitucional, mediante la propuesta de Enrique Peña Nieto, aprobada por la Cámara de Diputados el 20 de diciembre del 2012 -y al día siguiente hicieron lo propio los Senadores-; promulgada por el Ejecutivo federal el 25 de febrero del 2013, para que luego de seis años y medio de esfuerzos e importantes cambios pedagógicos, tecnológicos y administrativos e inversiones en equipo, material didáctico, cursos de preparación a los docentes, etc., llegaran quienes pretenden llevar a cabo lo que ellos llaman una cuarta transformación, que de acuerdo con lo visto hasta ahora, implica desaparecer todo lo realizado por anteriores administraciones, sin siquiera dejar ver un diagnóstico de lo sucedido a la fecha, y menos presentar un proyecto serio de educación.

La disyuntiva no radica  en el hecho de asistir presencialmente a un edificio o no, pues afortunadamente la educación virtual o a distancia es una realidad que trae consigo importantes aportaciones -y también retos-, pero preocupa el desperdicio y desprecio que se hace de los esfuerzos realizados, a los cuales pareciera que  pretenden desaparecer “de un plumazo”, sin importar los costos sociales y económicos que ello implica.

APUNTE

El reto es de dimensiones desproporcionadas, sobre todo si se toma en cuenta que los resultados existentes a la fecha son prácticamente desconocidos, de ahí que los “juncionarios” de los tres ordenes de Gobierno, padres de familia, docentes, alumnos y toda la sociedad implicada en la cadena de educación habremos de realizar un gran esfuerzo para poder proporcionar -y recibir- una adecuada preparación, para que nuestros hijos y nietos tengan una mejor calidad de vida.

cuauhtemoc.cisneros.madrid@gmail.com
 

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