Adiós a la democracia
De pronto la gente dejó de buscar mundos mejores, y consideró que lo importante es la prosperidad individual, misma que se ha de lograr a costa de lo que sea.
Para ello relativizó valores que habían sido icónicos en sociedades anteriores, así: los proyectos universalistas, el concepto del bien común, la búsqueda de una verdad plena en cualquier campo, el sentido de la equidad, y desde luego, la importancia de un estado de derecho.
Este retroceso afectó seriamente el ejercicio de la política en todas partes, con mayor razón en México. Durante casi dos siglos, los mexicanos pensantes y los comprometidos realmente con su país, tuvieron un sueño, un propósito, un gran ideal, hacer de México una sociedad democrática, en ese esfuerzo desgastaron vida y fortuna, otros incluso perdieron la vida, la mayoría se mantuvo firme a pesar de todo, buscando y ensayando caminos, trabajando arduamente en la elaboración de leyes, instancias e instituciones, así como nuevos marcos legales, pugnaron una y otra vez sin desanimarse a pesar de los colosales obstáculos que el sistema les oponía, y de pronto pareciera que todo ese esfuerzo histórico se ha ido por la coladera.
Las nuevas generaciones egresadas de internet y de las redes sociales están fracturando este continuo político del mejor México, arrebatando los frutos del trabajo de tantos, como el heredero feliz que sin ningún esfuerzo recibe una fortuna y se dedica a dilapidarla. Ya no hay nada que debatir, ni ideal democrático alguno al cual aspirar, los usurpadores simplemente usufructúan el momento, la oportunidad que tuvieron de estar en el sitio correcto, y no van a discutir ningún tema, porque adicionalmente, ya tomaron su posición, la asumen de manera absoluta y no están dispuestos a discutirla, además, no podrían.
El exceso de superficialidad intelectual ha fortalecido el archipiélago de las certezas flotantes, es decir, certezas sin otro fundamento que la propia subjetividad. Este fenómeno clausura la posibilidad del debate, cuyo espíritu es la búsqueda honesta, desde la apertura mental, con el afán de construir en común y no de manera sectaria.
El ejemplo vivo de esta realidad lo tenemos en las nuevas formas en que hoy día se hace la política, particularmente desde el Poder Ejecutivo y Legislativo, en el desenfado con el cual se incurre una vez más en todo tipo de prácticas antidemocráticas sin que a nadie le preocupe, justamente porque el ideal del triunfo de la democracia carece ya de actualidad.
Hacer lo fácil y posponer lo difícil explica porque Jilotlán de los Dolores sigue en suspenso, pero ya hay fecha para una nueva elección en Tlaquepaque, elección amañada ni más ni menos desde el mismo Poder Legislativo que nadie duda será tan desaseada como lo fue ya la previa. Eso es moverse en este nuevo escenario donde ideales y valores democráticos ya no tienen importancia ni vigencia, solamente las certezas flotantes, certezas porque el que las tiene se aferra a ellas con obcecación total, y flotantes, porque no tienen otro fundamento que la propia ocurrencia y desde luego el beneficio personal. Esta falta de argumentos, de razones, de pruebas, hace imposible el debate, y suprime la democracia; creyendo que progresábamos, hemos estado caminando, rápidamente, hacia atrás.
armando.gon@univa.mx