Abrir el Servicio Médico Forense
Ojalá todos pongamos un alto, antes de caer en la perniciosa tendencia en Jalisco de que cada quien tenga sus datos y no se puedan tener debates serios ni certezas en los asuntos de interés público y los grandes retos del estado, inaugurada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador en sus ruedas de prensa mañaneras y que ha asomado ya aquí en las que empezó a hacer el gobernador Enrique Alfaro hace tres meses, y que algunos han bautizado como “las regañeras” por su estilo personal de comunicar.
Aunque se ha dado en temas de índices delictivos y de la pandemia de COVID-19, hoy me concentraré, por la gravedad del problema que representa, en el tema de la crisis en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) que por un lado, el mandatario estatal niega aunque acepta que falta personal, espacios, equipo y tecnología, y que por el otro, familiares de desaparecidos y organizaciones sociales que los respaldan como Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos Jalisco (FUNDEJ) denuncian que la desatención que reciben en esta dependencia está peor que nunca y tardan hasta más de un año en recuperar los cuerpos de sus seres queridos.
De hecho, la semana pasada la CEDHJ emitió las recomendaciones 148 y 149, donde al igual que a principios de año, señala deficiencias y omisiones institucionales de las distintas dependencias involucradas en la búsqueda de 22 personas desaparecidas, haciendo énfasis en la lentitud y el colapso que sufre el IJCF.
El gobernador asegura que el Semefo ya no padece las saturaciones que obligaron hace tres años a la pasada administración a sacar a pasear en tráileres los cadáveres que no cabían en las morgues y que fue todo un escándalo mundial que dejó en evidencia el grave colapso forense que padecíamos y que hoy tiene vinculado a proceso a Eduardo “N”, ex director del centro forense, y a Luis Octavio “N”, ex director del IJCF, quienes denuncian también que la crisis hoy es mayor.
Los datos oficiales aseguran que actualmente en las “instalaciones centrales” del Semefo hay 546 cadáveres y 2 mil 757 segmentos anatómicos, que provocan que haya cero disponibilidad en las morgues internas, pero un 75.91 en la cámara externa. Estas cifras contrastan con las que arroja la investigación “Crisis Forense en México” que hizo el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México y que calcula al menos 5 mil 738 cadáveres y segmentos óseos sin identificar y ubica a Jalisco en el cuarto lugar nacional en rezago de cuerpos sin identificar.
La actividad forense está directamente relacionada con el problema de inseguridad número uno en Jalisco como es el de las y os desaparecidos, y también con el otro gran lastre de las fosas clandestinas, por eso bien vendría abrir puertas y ventanas del IJCF y buscar gobierno, familias afectadas y especialistas la solución que no ha llegado, más que entrar a una guerra de cifras que solo hará más dolorosos los dramas por la incertidumbre de no saber del paradero de algún familiar o amistad.
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