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AMLO y la discapacidad

Resulta alentador que el candidato ganador a la presidencia de la Republica, Andrés Manuel López Obrador haya reiterado en su discurso posterior a los resultados que le favorecieran el apoyo a las personas con discapacidad, asegurando, de inicio, becas mensuales para ellos. Por supuesto que habrá que esperar a que tome posesión de su alto cargo para que se conozcan los mecanismos que habrán de operar para el caso, esperando que no se cometa el error de exagerar la burocratización de dichos mecanismos, burocratización que provoca, por un lado las entregas a destiempo a los beneficiados y por el otro que es tal el diseño de las reglas, laberintos ininteligibles, que los presupuestos asignados terminan agotándose en la feroz maraña de trámites sin sentido y sin eficiencia; reglamentos que con el cansancio e indiferencia de burócratas se convierten en obstáculos insalvables.

En nuestro país viven cerca de 8 millones de personas con algún tipo de discapacidad, sea motora sea intelectual. Los innegables avances de la ciencia en los ramos de la neurología, de la psiquiatría y de los mecanismos de rehabilitación permiten no sólo diagnósticos acertados -ya no son enviados del mal, ni mártires, ni seres desechables- son personas con todos los derechos de cualquier otra y muchos de ellos han alcanzado logros y triunfos en todo tipo de temas en la vida intelectual, deportiva y filantrópica.

Son muchos los retos que hay que enfrentar para la justa y debida atención de este colectivo a todas luces de alta vulnerabilidad; no solo es económico, con base en diagnósticos acertados habrá que diseñar terapias de rehabilitación, en su caso, proporcionar medicamentos, diseñar cursos para los padres que den continuidad a los procesos de la misma rehabilitación, diseñar esquemas de inclusión a través de programas con carácter lúdico entre la misma sociedad.

Finalmente lo mas retador será construir residencias para contestar a la dolorosa y angustiante pregunta: ¿Después de mamá y papá, quién?

AMLO podrá disponer de una eficiente arma, la participación de todas las instituciones publicas y privadas que actualmente trabajan para hacernos comprender que la fe en la solidaridad es la mejor vía para la redención. Tenaz y decisiva será la actitud hacia este vulnerable colectivo, cifras confiables hablan de que tan solo un 14% de personas con algún tipo de discapacidad están debidamente atendidas, así que el resto, cerca de 7 millones aguardan pacientemente el camino de la utopía, a través de acciones pragmáticas. El olvido hacia este frágil colectivo debe socialmente dolernos como punzada en el corazón.

El futuro presidente AMLO, tiene otro reto, resolver los dramas provocados por el desempleo y la falta de oportunidades. Tampoco es responsabilidad única del gobierno, pero con el ejemplo alcanzaremos el status de una sociedad que sea regida por el progreso y la virtud; el reto es enorme pero alcanzable, otros países lo han logrado, en unión, gobierno y sociedad, dejemos de degradar vidas con pesadas cargas a extremos infrahumanos.

La oferta discursiva de campaña del candidato ganador tuvo el sentido de dar preferencia a la moralidad que al poder, tomando base en este principio trabajar en pro de la comunidad de personas con discapacidad será hacerles justicia social y darle a su gobierno un sentido solidario y con alto sentido de inclusión. Que así sea.
 

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